sábado, abril 17, 2004
BUSH SE LO JUEGA TODO A LA FLORIDA
RUI FERREIRA/El Nuevo Herald
Para los republicanos ganar en la Florida es un problema ante todo emocional, su alfa y omega. Es una forma de acabar con el estigma de la duda que dejó la elección del 2000.
''Claro que es emocional, yo estuve allí y no quiero perder la Florida. Este estado es nuestro Punto Cero'', dijo ayer a El Nuevo Herald Mark D. Wallace, el vicedirector de la campaña Bush-Cheney, quien hace cuatro años vivió en carne propia toda la odisea del recuento de votos en West Palm Beach y se enfrentó a los embates de los demócratas.
George W. Bush
A la luz de los resultados de esas elecciones, donde Bush ganó por un estrecho margen en la Florida, y los comentarios y dudas que levantó la crisis del recuento de votos, incluso más allá de las fronteras de Estados Unidos, los republicanos quieren dar al Presidente una amplia victoria que borre de una vez por todas cualquier cuestionamiento sobre la legitimidad de su mandato.
En el 2000, se impuso en la Florida al entonces vicepresidente Al Gore por un estrecho margen de 537 votos. El resultado electoral terminó siendo dirimido por el Tribunal Supremo de la nación.
''Quizás por lo que sucedió en el 2000, estamos enfocados en obtener un mejor resultado, estamos luchando por incrementar el número de votos y esa ventaja, y asegurar que no vuelva a suceder. Es lo mínimo que podemos hacer por quien se ha preocupado tanto por nuestra seguridad'', comentó la presidenta del partido republicano en la Florida, Carole Jean Jordan.
Por eso, cuando vienen a Miami, en estos días y la semana entrante, tanto el virtual candidato demócrata, el senador John Kerry, como el Presidente, los republicanos se han volcado hacia la Florida en un auténtico ataque relámpago electoral.
Prueba de ello es que los republicanos han traído recientemente a los principales estrategas de la campaña Bush-Cheney, al presidente del partido, Ed Gillespie, y a toda una legión de activistas de cinco estados del sureste que se han desdoblado en una maratónica serie de encuentros con activistas locales, recaudadores de fondos, periodistas y relacionistas públicos, para hacerles llegar su mensaje.
Tanto Jordan, como el jefe de campaña para el sureste de la nación, Ralph Reed, enfatizaron ayer enérgicamente la necesidad de ganar no sólo el estado, sino también todo el sur del país.
La razón es sencilla: los votos electorales de los 14 estados sureños representan el 61 por ciento de los necesarios para que Bush gane. Si el Presidente vence en esos 14 estados, Kerry necesitaría obtener el 74 por ciento de los votos electorales del resto del país, ''y aunque estas matemáticas parezcan complicadas, es una posibilidad que no se puede descartar'', dijo Reed.
Los republicanos dan por seguro que ganarán en la Florida, pero también admiten que todo cuidado es poco, y no que se pueden dormir en los laureles.
''Lo necesitamos [al estado de la Florida], es de una importancia crítica. Aunque pienso que podemos ganar sin la Florida, será difícil'', dijo Nicolle Devenish, portavoz de la campaña Bush-Cheney.
De ahí que estén contando con el voto de la comunidad cubanoamericana, un electorado que Bush considera importante, añadió Wallace.
Al vicedirector de la campaña de reelección de Bush no le preocupa que haya cierto descontento en medio de los exiliados por la aparente indiferencia del Presidente hacia el régimen comunista de la isla porque en contrapartida, dijo, Kerry tampoco ha hecho mucho.
''¿La gente realmente cree que Kerry puede hacer mejor trabajo que el Presidente [con respecto a Cuba]?'', manifestó Devenish.
En su opinión, Kerry cometió un error hace unas tres semanas cuando dijo que había votado a favor de la ley Helms-Burton, y en realidad su voto final fue contrario.
''Hay un área gris ahí al cual el electorado tiene que prestar atención. Es más, va a prestar atención porque se lo estamos recordando'', añadió la portavoz.
Ed Gillespie
Pero les preocupa la ofensiva que se avecina de los demócratas. Ayer Gillespie dio una sorpresiva conferencia de prensa sólo para tratar lo que llamó ''el papel negativo de Kerry en la Florida''. En la misma aseveró que el senador no está prestando atención a las necesidades de los votantes del estado y sus familias.
''El historial del senador Kerry habla por sí solo; sus votos en el Senado a favor de aumentar los impuestos han provocado fuertes recortes de empleo en este estado, que está en constante crecimiento con el aumento de las familias hispanas'', apuntó el presidente del Comité Nacional Republicano.
(C) El Nuevo Herald 2004
Para los republicanos ganar en la Florida es un problema ante todo emocional, su alfa y omega. Es una forma de acabar con el estigma de la duda que dejó la elección del 2000.
''Claro que es emocional, yo estuve allí y no quiero perder la Florida. Este estado es nuestro Punto Cero'', dijo ayer a El Nuevo Herald Mark D. Wallace, el vicedirector de la campaña Bush-Cheney, quien hace cuatro años vivió en carne propia toda la odisea del recuento de votos en West Palm Beach y se enfrentó a los embates de los demócratas.
George W. Bush
A la luz de los resultados de esas elecciones, donde Bush ganó por un estrecho margen en la Florida, y los comentarios y dudas que levantó la crisis del recuento de votos, incluso más allá de las fronteras de Estados Unidos, los republicanos quieren dar al Presidente una amplia victoria que borre de una vez por todas cualquier cuestionamiento sobre la legitimidad de su mandato.
En el 2000, se impuso en la Florida al entonces vicepresidente Al Gore por un estrecho margen de 537 votos. El resultado electoral terminó siendo dirimido por el Tribunal Supremo de la nación.
''Quizás por lo que sucedió en el 2000, estamos enfocados en obtener un mejor resultado, estamos luchando por incrementar el número de votos y esa ventaja, y asegurar que no vuelva a suceder. Es lo mínimo que podemos hacer por quien se ha preocupado tanto por nuestra seguridad'', comentó la presidenta del partido republicano en la Florida, Carole Jean Jordan.
Por eso, cuando vienen a Miami, en estos días y la semana entrante, tanto el virtual candidato demócrata, el senador John Kerry, como el Presidente, los republicanos se han volcado hacia la Florida en un auténtico ataque relámpago electoral.
Prueba de ello es que los republicanos han traído recientemente a los principales estrategas de la campaña Bush-Cheney, al presidente del partido, Ed Gillespie, y a toda una legión de activistas de cinco estados del sureste que se han desdoblado en una maratónica serie de encuentros con activistas locales, recaudadores de fondos, periodistas y relacionistas públicos, para hacerles llegar su mensaje.
Tanto Jordan, como el jefe de campaña para el sureste de la nación, Ralph Reed, enfatizaron ayer enérgicamente la necesidad de ganar no sólo el estado, sino también todo el sur del país.
La razón es sencilla: los votos electorales de los 14 estados sureños representan el 61 por ciento de los necesarios para que Bush gane. Si el Presidente vence en esos 14 estados, Kerry necesitaría obtener el 74 por ciento de los votos electorales del resto del país, ''y aunque estas matemáticas parezcan complicadas, es una posibilidad que no se puede descartar'', dijo Reed.
Los republicanos dan por seguro que ganarán en la Florida, pero también admiten que todo cuidado es poco, y no que se pueden dormir en los laureles.
''Lo necesitamos [al estado de la Florida], es de una importancia crítica. Aunque pienso que podemos ganar sin la Florida, será difícil'', dijo Nicolle Devenish, portavoz de la campaña Bush-Cheney.
De ahí que estén contando con el voto de la comunidad cubanoamericana, un electorado que Bush considera importante, añadió Wallace.
Al vicedirector de la campaña de reelección de Bush no le preocupa que haya cierto descontento en medio de los exiliados por la aparente indiferencia del Presidente hacia el régimen comunista de la isla porque en contrapartida, dijo, Kerry tampoco ha hecho mucho.
''¿La gente realmente cree que Kerry puede hacer mejor trabajo que el Presidente [con respecto a Cuba]?'', manifestó Devenish.
En su opinión, Kerry cometió un error hace unas tres semanas cuando dijo que había votado a favor de la ley Helms-Burton, y en realidad su voto final fue contrario.
''Hay un área gris ahí al cual el electorado tiene que prestar atención. Es más, va a prestar atención porque se lo estamos recordando'', añadió la portavoz.
Ed Gillespie
Pero les preocupa la ofensiva que se avecina de los demócratas. Ayer Gillespie dio una sorpresiva conferencia de prensa sólo para tratar lo que llamó ''el papel negativo de Kerry en la Florida''. En la misma aseveró que el senador no está prestando atención a las necesidades de los votantes del estado y sus familias.
''El historial del senador Kerry habla por sí solo; sus votos en el Senado a favor de aumentar los impuestos han provocado fuertes recortes de empleo en este estado, que está en constante crecimiento con el aumento de las familias hispanas'', apuntó el presidente del Comité Nacional Republicano.
(C) El Nuevo Herald 2004