quarta-feira, agosto 11, 2004

 

Encendido el debate sobre Teresa Heinz

RUI FERREIRA / El Nuevo Herald

Congresistas republicanos acusaron ayer en Miami a Teresa Heinz Kerry, la esposa del candidato demócrata para ocupar la Casa Blanca, de presidir una fundación que ha hecho contribuciones financieras a una entidad que distribuye fondos a grupos radicales estadounidenses.

Sin embargo, en una reacción inusualmente rápida, los demócratas negaron enfáticamente la acusación y aseguraron que se trata sencillamente ``de una mentira''.

Teresa Heinz

Según los representantes federales Ileana Ros-Lehtinen, Lincoln y Mario Díaz-Balart, la Fundación Heinz ha dado cerca de $6 millones a la Fundación Tides, que se encarga de distribuir fondos entre organizaciones ''antinorteamericanas'' y ``radicales''.

''No decimos que sea ilegal, pero importa saber hacia dónde va al dinero'', puntualizó Ros-Lehtinen.

Los congresistas sostuvieron que entre los fondos distribuidos por Tides, cuya sede está en San Francisco, algunos han ido a parar al Institute for Global Communications (IGC).

Presuntamente, IGC ayudó al gobierno cubano a acceder a la internet en la década pasada, facilitando la creación de redes electrónicas y proveedores de direcciones de correo electrónico a organizaciones de amigos del régimen de la isla, entre ellos la Sección de Intereses de la Habana en Washington.

Los congresistas presentaron como evidencia recortes de periódicos estadounidenses y canadienses, algunos de los cuales aseguran que Heinz Kerry ha financiado a Tides, pero sin especificar.

''Aquí cabe preguntar por qué la señora Heinz Kerry no ha cuestionado el que la Fundación Tides da a esos fondos. ¿No le preocupa? Se sabe que en ocasiones han ido a parar a una organización que apoya al grupo [terrorista] Hamas. Y no olvidemos que Cuba está en el listado de países terroristas'', dijo Mario Díaz-Balart.

Según el alcalde de Hialeah, el demócrata Raúl Martínez, ''decir eso es sencillamente faltarle el respeto a una dama honorable'', porque ``es una mentira''.

''Hace meses que en internet circulan versiones al respecto, y ellos [los congresistas] las repiten. Pero lo cierto es que no han llamado a la Fundación Heinz a preguntar qué pasó, no les interesa su versión, porque saben que nada es verdad'', dijo Martínez.

El portavoz de la Fundación Tides, Christopher J. Herrera, secundó a Martínez y añadió a El Nuevo Herald que ``es falso que dinero de la Fundación Heinz entregado a Tides haya ido a apoyar a IGC u otra organización asociada''.

Ileana, Lincoln y Mario, con Dan Burton, en otro momento.

''Es increíble que tres miembros del Congreso acusen sin tener la delicadeza de contactarnos antes si tienen dudas'', añadió Herrera.

El IGC es un proyecto de la Fundación Tides que entre 1993 y el 2002 recibió $12,7000 para operaciones. ''Ninguno de estos fondos provino de la Fundación Heinz'', precisó Herrera.

Según los récords públicos de contribuciones de la Fundación Heinz, indagados por El Nuevo Herald, la primera donación a Tides fue el 26 de octubre de 1994 y ha continuado hasta el 2003.

En total, entregó $8.1 millones, que han sido distribuidos por programas de protección del ambiente, educación y artes y cultura, casi todos en el área de Pittsburgh, donde radica la Fundación Heinz.

''Ningún programa nuestro tiene que ver con internet. Lo que hay son donaciones educacionales en Pittsburgh para abrir locales de internet en barrios pobres'', informó el portavoz de la Fundación Heinz, Douglas Root.

''Todos los fondos que se envían a Tides tienen un destino específico decidido por nosotros. Como también lo hace el gobierno federal que usa a Tides para administrar sus donaciones'', añadió Root.

El acceso de Cuba a un servicio de correo electrónico internacional comenzó en enero de 1991, a través de la compañía Sprint, mientras en la isla se crearon dos redes internas.

''No había internet como tal, sino que se hacía un envío todas las noches a un servidor en Canadá, que recogía y enviaba los correos acumulados'', dijo el profesor de la Universidad de Nuevo México, Nelson P. Valdés, asesor además de los nexos.

En 1994, el Departamento de Estado, a través de la oficina de asuntos cubanos autorizó el envío y recepción de correos electrónicos entre Cuba y Estados Unidos, y en 1996, vino el acceso a internet cuando la Academia de Ciencias comenzó con el servicio, añadió Valdés.

''Siempre hubo una resistencia enorme a crear correos electrónicos o acceder a internet en Cuba; no veo qué impacto pudiera tener en ellos cualquier cosa que Tides quisiera hacer allí'', manifestó Valdés.

(C) 2004 El Nuevo Herald



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