terça-feira, setembro 21, 2004
“Bush cambió a un dictador por el caos”
John Kerry lanza su crítica más feroz y contundente contra la guerra de Iraq * El candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., John Kerry, acusó a Bush de haber ido a la guerra en Iraq sin justificación, con arrogancia e incompetencia. Su principal reproche es que el país es ahora más vulnerable al terrorismo por el caos de Iraq y porque se dejó escapar a Bin Laden
Por Eusebio Val / La Vanguardia
John Kerry dejó ayer definitivamente a un lado sus ambigüedades y lanzó el más feroz ataque de los últimos meses contra la política del presidente George W. Bush en Iraq y contra su estrategia antiterrorista en general. En un discurso en la New York University (NYU), ante una audiencia muy receptiva a sus argumentos, el candidato demócrata y senador por Massachusetts pintó un cuadro muy pesimista de la situación en Iraq y Afganistán e hizo graves acusaciones contra la actual Administración.
“El presidente sostiene que (Iraq) es la pieza central de su guerra contra el terrorismo –afirmó Kerry–. De hecho, Iraq fue una profunda desviación de esa guerra y de esa batalla contra el mayor de nuestros enemigos, Ossama Bin Laden. La invasión de Iraq ha creado una crisis de proporciones históricas y, si no cambiamos el curso, la perspectiva es de una guerra sin final a la vista”. Ni en sus mítines ni en otras intervenciones públicas hasta ahora había hablado Kerry con tanta claridad y contundencia. El salto de agresividad se ha hecho imprescindible al detectar los sondeos que Bush, durante las últimas semanas, se ha distanciado y va en cabeza. El candidato demócrata habló la víspera del discurso que Bush pronunciará hoy ante la Asamblea General de la ONU y donde planteará ante la comunidad internacional su estrategia futura en Iraq.
Kerry se refirió a su etapa posterior a Vietnam, cuando presidió una asociación de veteranos que se opuso a la guerra, denunció las atrocidades y la hipocresía de la Administración Nixon. “Después de servir en la guerra, volví a casa para ofrecer mi propia voz personal discrepante -dijo-. Lo hice porque creía firmemente que decir la verdad al poder era una deuda ante aquellos que arriesgan sus vidas. Todavía lo creemos. Saddam Hussein fue un dictador brutal que merece su lugar especial en el infierno. Pero esa no era, por sí misma, una razón para ir a la guerra. Nuestra satisfacción por su caída no oculta el hecho de que hemos cambiado a un dictador por un caos que ha dejado a Estados Unidos menos seguro”. El senador por Massachusetts echó mano a una colección de látigos dialécticos contra Bush, a quien reprochó haber tomado “una serie de decisiones catastróficas en Iraq”, comenzando por no decir la verdad al pueblo estadounidense, por actuar con arrogancia, incompetencia y desoyendo el consejo de importantes jefes militares. Recordó la ceremonia de confusión del público sobre la inexistente relación entre Saddam y el 11-S. La Administración lo ha acabado negando, pero “el vicepresidente Cheney todavía insiste en que la Tierra es plana”.
Según Kerry, que en otoño del 2002 votó a favor de autorizar a Bush a usar la fuerza contra Saddam, la guerra no está justificada con la información que hoy se tiene. Para él, la razón dada por Bush sobre la supuesta capacidad de Iraq de fabricar armas de destrucción masiva “no es una razón, es una excusa”. “Entre 35 y 40 países tienen una mayor capacidad de fabricar una bomba nuclear que la que tenía Iraq en el 2002 –añadió–¿Va a decir el presidente Bush que deberíamos invadirlos?”
El candidato demócrata reprochó a la Administración haberse dejado engañar por opositores a Saddam como Ahmed Chalabi y lamentó que Iraq se esté convirtiendo en un “santuario para una nueva generación de terroristas que algún día podrían atacar a EE.UU.” Citó las opiniones de varios senadores republicanos como Richard Lugar, John McCain y Chuck Hagel, quienes han expresado su preocupación por el deterioro en Iraq y por la negativa del Gobierno a reconocerlo. Kerry constató que “estamos combatiendo una insurgencia creciente en una zona de guerra cada vez más amplia”. Su diagnóstico sobre Afganistán tampoco fue nada halagüeño. Llamó la atención sobre el reagrupamiento de los talibanes, el auge en la producción de opio y la buena salud de Al Qaeda, que sigue conspirando en todo el mundo. “En vez de utilizar a fuerzas estadounidenses, confiamos en los señores de la guerra para que capturasen a Ossama Bin Laden cuando estaba acorralado en las montañas –recalcó–. Y se escurrió”.
Kerry, que acusó a Bush de haber “desunido a los aliados” y “unido a los enemigos”, emplazó al presidente a convocar esta misma semana, aprovechando la numerosa presencia de líderes en la ONU, una cumbre internacional para rehacer el consenso en la lucha antiterrorista y buscar una estrategia conjunta en Iraq.
Paralelamente, los organizadores de campaña de Bush y Kerry llegaron ayer a un acuerdo para que los dos candidatos celebren tres debates cara a cara televisados antes de los comicios del 2 de noviembre. El primero se celebrará el próximo día 30 en Coral Gables (Florida) y se centrará en los temas de política exterior y seguridad interior. El segundo debate tendrá lugar el 8 de octubre en Saint Louis (Missouri), y en el mismo se abordarán “todos los temas”, según se acordó por ambas partes. El tercer y último debate cara a cara tendrá como sede la ciudad de Tempe, en el estado de Arizona, y se centrará en los temas económicos y de política interior.
Por Eusebio Val / La Vanguardia
John Kerry dejó ayer definitivamente a un lado sus ambigüedades y lanzó el más feroz ataque de los últimos meses contra la política del presidente George W. Bush en Iraq y contra su estrategia antiterrorista en general. En un discurso en la New York University (NYU), ante una audiencia muy receptiva a sus argumentos, el candidato demócrata y senador por Massachusetts pintó un cuadro muy pesimista de la situación en Iraq y Afganistán e hizo graves acusaciones contra la actual Administración.
“El presidente sostiene que (Iraq) es la pieza central de su guerra contra el terrorismo –afirmó Kerry–. De hecho, Iraq fue una profunda desviación de esa guerra y de esa batalla contra el mayor de nuestros enemigos, Ossama Bin Laden. La invasión de Iraq ha creado una crisis de proporciones históricas y, si no cambiamos el curso, la perspectiva es de una guerra sin final a la vista”. Ni en sus mítines ni en otras intervenciones públicas hasta ahora había hablado Kerry con tanta claridad y contundencia. El salto de agresividad se ha hecho imprescindible al detectar los sondeos que Bush, durante las últimas semanas, se ha distanciado y va en cabeza. El candidato demócrata habló la víspera del discurso que Bush pronunciará hoy ante la Asamblea General de la ONU y donde planteará ante la comunidad internacional su estrategia futura en Iraq.
Kerry se refirió a su etapa posterior a Vietnam, cuando presidió una asociación de veteranos que se opuso a la guerra, denunció las atrocidades y la hipocresía de la Administración Nixon. “Después de servir en la guerra, volví a casa para ofrecer mi propia voz personal discrepante -dijo-. Lo hice porque creía firmemente que decir la verdad al poder era una deuda ante aquellos que arriesgan sus vidas. Todavía lo creemos. Saddam Hussein fue un dictador brutal que merece su lugar especial en el infierno. Pero esa no era, por sí misma, una razón para ir a la guerra. Nuestra satisfacción por su caída no oculta el hecho de que hemos cambiado a un dictador por un caos que ha dejado a Estados Unidos menos seguro”. El senador por Massachusetts echó mano a una colección de látigos dialécticos contra Bush, a quien reprochó haber tomado “una serie de decisiones catastróficas en Iraq”, comenzando por no decir la verdad al pueblo estadounidense, por actuar con arrogancia, incompetencia y desoyendo el consejo de importantes jefes militares. Recordó la ceremonia de confusión del público sobre la inexistente relación entre Saddam y el 11-S. La Administración lo ha acabado negando, pero “el vicepresidente Cheney todavía insiste en que la Tierra es plana”.
Según Kerry, que en otoño del 2002 votó a favor de autorizar a Bush a usar la fuerza contra Saddam, la guerra no está justificada con la información que hoy se tiene. Para él, la razón dada por Bush sobre la supuesta capacidad de Iraq de fabricar armas de destrucción masiva “no es una razón, es una excusa”. “Entre 35 y 40 países tienen una mayor capacidad de fabricar una bomba nuclear que la que tenía Iraq en el 2002 –añadió–¿Va a decir el presidente Bush que deberíamos invadirlos?”
El candidato demócrata reprochó a la Administración haberse dejado engañar por opositores a Saddam como Ahmed Chalabi y lamentó que Iraq se esté convirtiendo en un “santuario para una nueva generación de terroristas que algún día podrían atacar a EE.UU.” Citó las opiniones de varios senadores republicanos como Richard Lugar, John McCain y Chuck Hagel, quienes han expresado su preocupación por el deterioro en Iraq y por la negativa del Gobierno a reconocerlo. Kerry constató que “estamos combatiendo una insurgencia creciente en una zona de guerra cada vez más amplia”. Su diagnóstico sobre Afganistán tampoco fue nada halagüeño. Llamó la atención sobre el reagrupamiento de los talibanes, el auge en la producción de opio y la buena salud de Al Qaeda, que sigue conspirando en todo el mundo. “En vez de utilizar a fuerzas estadounidenses, confiamos en los señores de la guerra para que capturasen a Ossama Bin Laden cuando estaba acorralado en las montañas –recalcó–. Y se escurrió”.
Kerry, que acusó a Bush de haber “desunido a los aliados” y “unido a los enemigos”, emplazó al presidente a convocar esta misma semana, aprovechando la numerosa presencia de líderes en la ONU, una cumbre internacional para rehacer el consenso en la lucha antiterrorista y buscar una estrategia conjunta en Iraq.
Paralelamente, los organizadores de campaña de Bush y Kerry llegaron ayer a un acuerdo para que los dos candidatos celebren tres debates cara a cara televisados antes de los comicios del 2 de noviembre. El primero se celebrará el próximo día 30 en Coral Gables (Florida) y se centrará en los temas de política exterior y seguridad interior. El segundo debate tendrá lugar el 8 de octubre en Saint Louis (Missouri), y en el mismo se abordarán “todos los temas”, según se acordó por ambas partes. El tercer y último debate cara a cara tendrá como sede la ciudad de Tempe, en el estado de Arizona, y se centrará en los temas económicos y de política interior.