quinta-feira, outubro 21, 2004
La guerra graciosa y la dictadura simpática
por Zoe Valdés
Los escritores, igual que cualquier otro ser humano razonable, en principio estamos en contra de la guerra, de cualquier guerra.Estoy y estuve en contra de la guerra, primero que nada por las consecuencias espantosas que engendra y después porque me siento harta, aburrida y hasta avergonzada, con vergüenza ajena, de aquellos escritores y artistas que como papagayos oportunistas, para ganarse puntos con el poder, no paran de cacarear que están en contra de la Guerra de Irak, que escriben en contra de la Guerra de Irak, entonces, sólo para que se termine de una vez el tema de la guerra, hay que acabar con la guerra. No niego que cuando vi caer las estatuas de Sadam Husein me sentí inmensamente feliz y aún más cuando cayó el propio dictador, legañoso y miedoso en su madriguera. Bien, pero, ¿en contra de qué guerra están algunos intelectuales y artistas e incluso políticos? ¿Por qué sólo están en contra de la guerra en Irak? Ah, porque es, según ellos, una guerra de oligarcas y por ahí se sueltan en disertaciones espumeantes de cava.
¿Por qué no enfrentan su airada escritura en contra de otras guerras? ¿Por qué no ponen sus palabras en contra de la guerra que desató Osama bin Laden el 11-S en Nueva York? ¿Por qué no están en contra de la guerra desatada contra los ciudadanos españoles el 11-M? ¿Por qué no están en contra de la guerra en un continente que les interesaría y que les debería tocar más de cerca, como es el continente americano? ¿Por qué, en fin, no se manifiestan en contra de la guerra de guerrillas perpetrada desde hace casi medio siglo por el Ché y Fidel Castro? ¿Desconocen acaso la cantidad de víctimas que ha amontonado la sanguinaria guerra de narcoguerrilleros colombianos? Por mucho que me lo expliquen, no entiendo la inercia para algunas cosas y la inmovilidad para otras.
Pero en ese tema manido y manipulado no brillan sólo los escritores y artistas. En los famosos debates de George W. Bush y de John Kerry, no ha habido otro careo con sustancia internacional más contundente que el de la Guerra de Irak, teniendo al lado la peligrosísima infección de la guerrilla colombiana, una guerra sin cuartel contra inocentes, con fronteras con Venezuela, país que bajo el dominio absoluto del caudillo Hugo Chávez (y de Fidel Castro), el loco que ha dado albergue a ETA, el íntimo amigo del terrorista Carlos. ¿Cómo obviar el horror en nombre de la izquierda que desde hace años se gesta en América Latina, en materia de terrorismo internacional, incluyendo a miembros del IRA y a grupos islamistas árabes?
Fidel Castro lo afirmó, muy al inicio, en los años 70, lanzando de este modo, más que una advertencia, una amenaza al mundo: «Si nos propusiéramos ser terroristas, seríamos excelentes terroristas».Lo que no ha cesado de ocurrir. No olvidar que bajo las órdenes del Comandante Piñeyro, más conocido como Barbarroja, se creó en el Departamento América del Consejo de Estado Castrista, una célula terrorista que secuestraba, chantajeaba y asesinaba a banqueros italianos, a familias que se veían obligadas a pagar el impuesto revolucionario. ¿Les recuerda esto algo a los españoles? Además, qué raro que contra la guerra desatada por ETA se pronuncien tan poco la mayoría de los escritores y artistas españoles, que incluso con su voto han apoyado a políticos que arengan a los etarras a atentar contra otros sitios de España que no sean Cataluña.La vergüenza, como dirían los franceses.
O sea que, por lo que vemos, salvo la Guerra de Irak, todas las demás guerras parecería que fueran graciosas para algunos, gozan de gran simpatía en el núcleo de la intelectualidad y de los medios artísticos de la izquierda internacional, sobre todo de la española. Lo que constituye más que una ofensa una colaboración directa, una complicidad alevosa y excesivamente dañina, que no respeta lo principal, el derecho a la vida. Por culpa de estos tontos útiles algo mucho más trágico podría suceder, porque el día menos pensado, seremos capaces de aceptar como normal que un grupo terrorista nos haga picadillo con un collar de explosivos anudado al cuello como rutina. Sepan que ya le ocurrió a una colombiana, quien era solamente una maestra de pueblo. Aunque en estos horrores no existen distinciones que valgan. Si seguimos como vamos, el terrorismo destruirá los logros de la democracia.Ya vivimos un antecedente el 11-M en Madrid, ¿cómo han podido olvidarlo los intelectuales españoles? Indiscutiblemente, vuelvo y reitero, para cierta gente hay guerras graciosas y dictaduras simpáticas, a las que apoyan, y hasta ahora son las que más víctimas inocentes se han cobrado.
Después hay otro tipo de colaboración siniestra. La de los gobiernos de izquierda. Acabo de leer una carta de Vladimiro Roca, presidente de Todos Unidos y de los socialdemócratas cubanos, por supuesto, en la disidencia, hijo del antiguo luchador comunista Blas Roca.Vladimiro Roca se dirige al presidente Rodríguez Zapatero explicándole con puntos muy claros su posición política en la disidencia interna, su marcado deseo de diálogo, y subraya que no puede haber diálogo con quien no está dispuesto a escuchar opiniones diferentes.Más claro ni el agua y, declara Vladimiro Roca, (sería bueno que esta carta fuera publicada en algún diario español) que no comprende la posición del Gobierno de Rodríguez Zapatero en relación a la UE y Cuba, que tiene una «brillante actuación diplomática» (entrecomillado mío) en el incidente de la embajada española, el Día de la Hispanidad, mediante el portento verborreico del embajador Zaldívar, quien ofendió crudamente a los disidentes que se hallaban en la sede diplomática, invitados por él mismo, sin duda alguna. Algo que sólo podemos asimilar los que conocemos la «sutileza ibérica» (entrecomillado mío). Impensable en los medios diplomáticos galos, invitar a alguien para después agredirlo verbalmente, humillarlo y además amenazarlo. Peor si tenemos en cuenta que estos disidentes se mueven con cero posibilidades políticas dentro de su propio país, yo diría que sólo han tenido esa posibilidad cuando las embajadas los han invitado, ha sido cuando han podido ser escuchados en ambientes democráticos.Y aún peor, si no ignoramos que entre ellos se encontraba el dirigente Osvaldo Payá Sardiñas, Premio Sajarov por los derechos humanos, a quien más de 24.000 firmas cubanas, ya no clandestinas, han respaldado su Proyecto Varela. Y la reconocida disidente y economista Marta Beatriz Roque, presa en dos ocasiones, perenne luchadora por los derechos cubanos, coautora del documento La patria es de todos. Todavía ninguna ministra feminista del actual Gobierno de Zapatero ni ninguna escritora y artista de las del ¡Pásalo! se han dignado a mencionar a esta mujer ni a añadirla a su larga lista de ejemplares luchadoras por la paz y por la democracia. Ya me gustaría ver a la señora Leire Pajín, a quien acabo de ver en la televisión declarando que si la transición pacífica en Cuba, que si el diálogo. Señora Pajín, ¿cree usted que hubiera podido haber diálogo con Pinochet, con Hitler? Señora Pajín, es usted mujer, ¿no le da vergüenza dialogar con una dictadura en lugar de escuchar y dialogar con Marta Beatriz Roque o con las Damas de Blanco, el equivalente de las madres de la Plaza de Mayo? Señora Pajín, creo que usted no sabe ni de lo que habla ni conoce a las Damas de Blanco ni se preocupa por Marta Beatriz Roque. Creo que usted está puesta de bonito para repetir lo que le mandan y esperar a vestirse de maniquí a ver si le dan un chance en el próximo reportaje de revista de modas.
Para colmo, Castro se permite negar la entrada de Jorge Moragas y de un grupo de diputados holandeses, con insultos y tutti quanti.La conducta de Castro con este episodio me recuerda los múltiples momentos en que Estados Unidos ha querido levantar el embargo.La respuesta por parte de Castro siempre ha sido la misma: apretar la tuerca impidiendo de ese modo que Estados Unidos levante el embargo. Señor Rodríguez Zapatero, Castro está respondiéndole a su buena fe, en el caso de que la hubiera, como responde a los americanos.
¿Qué intelectuales de la izquierda española han firmado la reciente carta dirigida a Rodríguez Zapatero pidiéndole su apoyo en la liberación de un poeta preso? Raúl Rivero, poeta de izquierdas, enfermo, hundido en una celda llena de excrementos, de agua sucia, de ratas, de ranas, con un carcelero que lo tortura psicológicamente, de nombre Alexéi. ¿Qué pasa, por qué no se mueven? Algunos hasta han dicho que se trata de un enemigo de la revolución pagado por el imperio, ya esto lo he aclarado en varios artículos, no merece la pena que llueva sobre mojado. Hago excepción de Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Fernando Savater, Juancho Armas Marcelo, pero sólo unos contados con los dedos.
Por suerte, en Francia no sucede igual y los intelectuales toman partido por los disidentes. Jorge Semprún, Jeannine Verdés-Leroux, François Masperó, Jean-Fraçois Revel, Bernard Henri-Lévy, André Glucksmann, Jean Daniel, Régis Débray, Elizabeth Burgos, Laure Adler, Jean-François Fogel, Bertrand Rosenthal, Corinne Cumerlato, Dennis Rousseau, Catherine David, Thierry Ardisson, Robert Ménard, Roman Goupil, Marek Alter, Pierre Bergé, entre otros muchos.Se ha reeditado la Carta Abierta a Fidel Castro de Fernando Arrabal, una figura excepcional de las letras españolas y galas. En uno de sus párrafos, Arrabal comenta con lujo de detalles cómo desde hace décadas los niños y jóvenes cubanos hemos tenido y tienen aún que trabajar la tierra para pagar sus estudios y las milicias de tropas territoriales, afiliarse a organizaciones castristas para ser aceptados como seres humanos. Arrabal señala que esto está prohibido en España, o sea obligar a trabajar a menores de 18 años para el beneficio del Estado y del Ejército, en condiciones de campo de concentración. Bien, pocos reparan en eso, poquísimos se suman a la protesta del poeta. El enfrentamiento a Castro, en España, es aún tímido, demasiado.
Insisto en el hecho de que contados fueron los que en su momento protestaron contra Sadam Husein cuando éste desorejaba y asesinaba a inocentes por el simple hecho de que no aprobaban su psicosis de poder, dictatorial y criminal. Pocos protestaron, y más, algunos añaden que al dictador iraquí lo pusieron los americanos, lo cual es una verdad o una falsedad a medias. Si estudiamos la Historia de Cuba, veremos cómo también, entonces, a Fidel Castro, lo puso un sector importante del Gobierno americano, de trogloditas petroleros y de mafiosos. A quienes conviene, cualquiera que sea el Gobierno, que continúe en el poder. No pienso que habrá una invasión a Cuba. Por supuesto que no la deseo, contrario a los rumores que me llegan desde Italia, de cierta gentuza que asegura haber leído, no sé dónde, que yo he apoyado la guerra en Irak y que he sugerido lo mismo para Cuba. Calumnias que no admitiré; sin embargo, espero que los intelectuales, artistas y políticos de izquierda, apoyen a la disidencia cubana ,y desde luego, se manifiesten contra otras guerras: la guerra de guerrillas y el terrorismo. Antes de que sea fatalmente tarde.