quinta-feira, setembro 30, 2004
Primeiro Debate
Transcript ABC News
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América Latina, la gran ausente en el debate
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
La América Latina fue la gran ausente en el debate presidencial, no sólo porque el aspirante, John Kerry, y el titular, George W. Bush, dedicaron los 90 minutos del debate a Irak y el antiterrorismo, sino posiblemente porque tampoco difieren mucho sus ideas sobre el mundo que Washington siempre ha considerado su patio trasero.
''No creo que haya grandes diferencias entre los dos candidatos, y realmente no anticipo que hagan referencia a Latinoamérica. Sería una sorpresa si lo hicieran'', dijo Mark Falcoff, ex integrante del Comité de Relaciones Exteriores del Senado federal, momentos antes del debate.
Actual especialista del American Enterprise Institute, Falcoff admitió a El Nuevo Herald que había una cierta expectativa en la región sobre lo que de ella se pudiera decir en este debate.
Pero ''me temo que quedarán decepcionados'', agregó el experto, cuya opinión --así como la de otros especialistas consultados por El Nuevo Herald-- fue ofrecida en el ámbito del primer panel Cuatro años más de Bush o cuatro años de Kerry: Cuál es el efecto en América Latina? de la Octava Conferencia Anual de las Américas, organizada por The Miami Herald, la cual comenzó ayer y termina hoy.
Lo que pasa, continuó Falcoff, ``es que hay gente alrededor de Kerry que está vendiendo la idea de que todo cambiará si el senador gana la presidencia''.
Una de esas personas es Arturo Valenzuela, quien aseguró ayer que en una administración demócrata habría un cambio sustancial en las relaciones de Estados Unidos con la región.
''No recuerdo que hayamos recibido tanta solidaridad del continente como en los días del 11 de Septiembre; sin embargo, desafortunadamente esta ola terminó siendo minada más tarde por la forma en que Estados Unidos tomó acción en Irak, y lo que fue visto como una acción unilateral en el primer año de la guerra'', dijo el ex integrante del Consejo Nacional de Seguridad durante la administración de Bill Clinton.
En opinión de Valenzuela, con Bush en la Casa Blanca sólo México ha gozado de un contacto privilegiado con la administración. Por lo demás, dijo ``hemos dejado colapsar a Argentina, tenemos una crisis con Venezuela, y otra con Bolivia cuando al embajador se le ocurrió decir algo que favoreció la oposición''.
''Con Kerry, este estado de cosas cambiará porque se dará más importancia a la región; es fundamental una relación de igualdad'', enfatizó Valenzuela.
A Estados Unidos ``nunca le pareció fundamental ir a Naciones Unidas [con respecto a Irak], y eso se sintió en Latinoamérica...''.
Estos argumentos fueron rebatidos por el ex enviado especial de la Casa Blanca. ''¿Quién dijo que el presidente de Estados Unidos tiene que ir a Naciones Unidas para defender su seguridad?'', dijo Otto Reich.
''Es obvio que las relaciones de Estados Unidos se han resentido. En Venezuela, por ejemplo, gobierna un radical que interfiere en otros países y hace del antiamericanismo una bandera'', precisó Reich.
No obstante, para el actual subsecretario para Latinoamérica, Roger Noriega, la administración de Bush ha prestado particular importancia a las relaciones en la región.
''Fue un país de la región [México] el cual el Presidente visitó primero tras tomar posesión; fue un presidente de la región [Vicente Fox, de México] a quien primero recibió en la Casa Blanca. Creo que eso es un buen ejemplo'', enfatizó Noriega.
Bush, abogó el subsecretario, ha incrementado las relaciones con la región, y eso ha hecho que unos $550 mil millones ingresen anualmente a las economías del hemisferio.
''Es clave mantener la presión de que no hay desarrollo económico sin defensa de los valores democráticos, sin el combate a la corrupción, porque estoy convencido de que cuando la gente pierde la fe en el sistema democrático, es un fracaso de las instituciones como son, no como debieran ser'', dijo Noriega.
Para Valenzuela el problema es más profundo, y quien gane la presidencia tiene que enfrentarlo.
''En los 35 años que trabajo relacionado con la región, nunca he visto tanto rechazo hacia Estados Unidos como ahora''; por eso, ''tiene que establecer una relación multilateral y robusta, trabajar con los países y respetarlos'', porque ''en última instancia, esos países y Estados Unidos son los que tienen que resolver los problemas de Latinoamérica'', dijo.
Una constelación de estrellas se dan cita para el debate
RUI FERREIRA /El Nuevo Herald
Después de casi cuatro años organizando el debate presidencial de anoche, Donna Shalala, la presidenta de la Universidad de Miami (UM), lo vio como cualquier hijo de vecino: por televisión.
No importa que haya sido en UM donde se realizó el encuentro: ella decidió ceder su asiento en la sala a una estudiante destacada.
''Cuando me enteré, sencillamente no lo podía creer. Es lo más fantástico que me ha sucedido'', dijo Lorna Williams, una joven afroamericana de 21 años que en diciembre se gradúa de finanzas y deportista profesional de campo y pista.
La mayor de cinco hermanas y dos hermanos, y la única en la familia en estudiar, Williams dijo sentirse muy humilde en medio de una constelación de figuras públicas que llenaron ayer el pabellón deportivo de su universidad.
Pero por minuto y medio, el mismo tiempo que tardó la ronda de aplausos que le dieron los asistentes y que nunca salió por televisión, Williams dedicó un pensamiento a su madre.
''Cuando le dije esta tarde lo que me había sucedido, ella comenzó a llorar. Si no fuera por mi mamá, no estaría aquí'', añadió a El Nuevo Herald.
El debate fue seguido por unos 400 invitados, entre los cuales estaban las esposas de los candidatos, Laura Bush y Teresa Heinz Kerry, así como Jeanna y Bárbara, las hijas de Bush, quienes conversaron animadamente con el senador John McCain, quien fue saludado efusivamente por decenas de personas cuando entró en la sala.
''¿Creían que yo me iba a perder esto? Ni pensarlo. ¿Quién ganará? No sé, ya veremos... seguro el mejor'', dijo McCain, quien durante algún tiempo se especuló podría ser el posible compañero de boleta de Kerry.
El debate fue moderado por el presentador del noticiero de la cadena pública PBS, Jim Lehrer, quien cinco minutos antes de comenzar el debate se apareció ante la audiencia y la amenazó, no sin una cierta jocosidad.
''No pueden aplaudir, ni siquiera manifestarse, no van a aparecer en televisión, pero no duden de una cosa si violan estas reglas: interrumpo el debate y les hago pasar una vergüenza con una amonestación'', dijo Lehrer.
El público reaccionó con una carcajada, y el veterano presentador añadió de inmediato: ``Nunca ha pasado, es cierto, pero nunca se sabe''.
Y para quien no conociera a las personalidades, por toda la sala decenas de ayudantes se movían a su lado portando pancartas blancas con los respectivos nombres escritos en letras negras.
''Esta gente no para un minuto, parecen moscas'', comentó un reportero.
Mientras, en el recinto universitario, miles de estudiantes e invitados abarrotaron la explanada del recinto Rathkeller, donde la alegría se transformó en euforia a medida que se aproximaba la hora crucial.
Fue una suerte de espontánea contienda que subió de temperatura alrededor de las improvisadas carpas, desde donde transmitían en vivo las principales cadenas televisivas con el trasfondo de la algarabía estudiantil.
''No hay dudas de que la mayor cantidad del estudiantado respalda a Kerry'', comentó Max Kellerstein, un estudiante de arquitectura que portaba un cartel con la frase ``Salva a EEUU, no más Bush''.
quarta-feira, setembro 29, 2004
Voters Chew Over Dissected Debates
By Howard Kurtz
Washington Post
When John Kerry and George W. Bush step off a University of Miami stage at 10:30 tomorrow night, the battle will just be getting underway.
Just ask Chris Lehane, who was Al Gore's spokesman when quickie polls showed his man winning the first debate against Bush by as much as 14 points. But Bush operatives began highlighting small errors Gore had made -- such as saying he had visited Texas with the federal disaster director, not the assistant director -- and calling the network morning shows with examples. By the time the New York Post ran the headline "Liar! Liar!," the media consensus was that a heavy-sighing Gore had blown it.
"We went through the debate thinking Gore had done pretty well," Lehane says. "But the Bush campaign seized on the mistakes and did a pretty effective job of focusing attention on them. That played into the negative story line on Gore."
Says Stuart Stevens, a Bush adviser then and now: "The Gore people were totally convinced they had won overwhelmingly. We were in a room next to them and we could hear them yelling and chanting."
Tens of millions of Americans will watch the first of three Bush-Kerry debates and draw their own tentative conclusions as to who got the best of it. But perceptions can shift as commentators, analysts and spinners chew things over and selected sound bites are endlessly replayed on television, creating "moments" that may not have seemed particularly dramatic at the time.
The post-debate debate "can influence things in a major way," says Scott Reed, who was Bob Dole's 1996 campaign manager. "Most people watching aren't sitting with pad and paper keeping score, except for the media. The 72 hours after the debate are when all the decisions are made, both at the water cooler and on the front pages of papers."
Stevens trots out a sports analogy, saying that "we all watch the Super Bowl, but we enjoy what the guys in the booth are saying. After the debates, it's not really over, it's halftime. The postgame spin helps frame the next debate as well."
Far more than most campaign events, the debates are unfiltered, in the sense that they are 90 uninterrupted minutes of the candidates going at it. Initial impressions will likely form around the Bush and Kerry styles -- did the president smirk, was the senator sufficiently likable -- as much as about the specifics of Jim Lehrer's questions on foreign policy.
"Viewers, without the aid of snarky commentators, noticed shall we say Al Gore's breathing problems during his sighs in the debate," says USA Today columnist Walter Shapiro. But, he says, "once you've seen the debate, the commentary brings it home to you: This is what was really important."
Something along those lines happened with July's Democratic convention, which was initially depicted by most reporters and pundits as a solid success. But as Kerry slipped in the polls, the conventional wisdom, driven in part by Republican carping, became that he had spent too much time talking about his Vietnam service and not enough about his agenda for the country. Now the media routinely describe the Boston gathering as somewhere between a missed opportunity and a flop.
The classic example of a debate that morphed into a debacle was Gerald Ford's Oct. 6, 1976, faceoff with Jimmy Carter. A Washington Post story the next morning relegated to the 32nd paragraph Ford's statement that there was no Soviet domination of countries such as Poland. But the next day Carter called the remarks a "disgrace" and "very serious blunder," and on Oct. 8 a Post front-page story began: "President Ford's observation that 'there is no Soviet domination of Eastern Europe' poses an immediate problem for him." The media furor lasted for days until Ford acknowledged the obvious, by which time the damage had been done.
Some debate turning points are perfectly obvious at the time. Ronald Reagan looked old and a bit confused in his first 1984 encounter with Walter Mondale, especially when he ran out of time with his rambling closing remarks. Lloyd Bentsen scored a TKO with his "You're no Jack Kennedy" line against Dan Quayle in 1988. Michael Dukakis gave a bloodless answer that year to a question about the hypothetical rape and murder of his wife, forfeiting his last chance at overtaking the man now called Bush 41.
But four years later, when Bush, Bill Clinton and Ross Perot met in a town meeting debate in Richmond, the initial press coverage was that the debate was largely uneventful, though Clinton was described as better at feeling the audience's pain. A Maureen Dowd sidebar in the New York Times, however, noted that Bush was "checking his watch" as the questioning about the economy dragged on, and the media soon seized on that glance as symbolic of a president bored by domestic policy.
No debate would be complete without the expectations game, the tired-but-true ritual in which each candidate's spinners try to build up the other guy. Bush strategist Matthew Dowd calls Kerry "the best debater since Cicero." Kerry adviser Joe Lockhart says the president "has never lost a debate that I know of." With those kinds of benchmarks, any sub-Cicero performance will seem like a colossal disappointment.
Slate political writer William Saletan calls the post-debate analysis "huge," noting that the average person probably doesn't watch the whole hour and a half, or raids the fridge in the middle, and goes to bed without a fixed view of the outcome.
"What are you going to remember? You remember what's repeated to you on TV or in the papers. It decides everything."
© 2004 The Washington Post Company
Washington Post
When John Kerry and George W. Bush step off a University of Miami stage at 10:30 tomorrow night, the battle will just be getting underway.
Just ask Chris Lehane, who was Al Gore's spokesman when quickie polls showed his man winning the first debate against Bush by as much as 14 points. But Bush operatives began highlighting small errors Gore had made -- such as saying he had visited Texas with the federal disaster director, not the assistant director -- and calling the network morning shows with examples. By the time the New York Post ran the headline "Liar! Liar!," the media consensus was that a heavy-sighing Gore had blown it.
"We went through the debate thinking Gore had done pretty well," Lehane says. "But the Bush campaign seized on the mistakes and did a pretty effective job of focusing attention on them. That played into the negative story line on Gore."
Says Stuart Stevens, a Bush adviser then and now: "The Gore people were totally convinced they had won overwhelmingly. We were in a room next to them and we could hear them yelling and chanting."
Tens of millions of Americans will watch the first of three Bush-Kerry debates and draw their own tentative conclusions as to who got the best of it. But perceptions can shift as commentators, analysts and spinners chew things over and selected sound bites are endlessly replayed on television, creating "moments" that may not have seemed particularly dramatic at the time.
The post-debate debate "can influence things in a major way," says Scott Reed, who was Bob Dole's 1996 campaign manager. "Most people watching aren't sitting with pad and paper keeping score, except for the media. The 72 hours after the debate are when all the decisions are made, both at the water cooler and on the front pages of papers."
Stevens trots out a sports analogy, saying that "we all watch the Super Bowl, but we enjoy what the guys in the booth are saying. After the debates, it's not really over, it's halftime. The postgame spin helps frame the next debate as well."
Far more than most campaign events, the debates are unfiltered, in the sense that they are 90 uninterrupted minutes of the candidates going at it. Initial impressions will likely form around the Bush and Kerry styles -- did the president smirk, was the senator sufficiently likable -- as much as about the specifics of Jim Lehrer's questions on foreign policy.
"Viewers, without the aid of snarky commentators, noticed shall we say Al Gore's breathing problems during his sighs in the debate," says USA Today columnist Walter Shapiro. But, he says, "once you've seen the debate, the commentary brings it home to you: This is what was really important."
Something along those lines happened with July's Democratic convention, which was initially depicted by most reporters and pundits as a solid success. But as Kerry slipped in the polls, the conventional wisdom, driven in part by Republican carping, became that he had spent too much time talking about his Vietnam service and not enough about his agenda for the country. Now the media routinely describe the Boston gathering as somewhere between a missed opportunity and a flop.
The classic example of a debate that morphed into a debacle was Gerald Ford's Oct. 6, 1976, faceoff with Jimmy Carter. A Washington Post story the next morning relegated to the 32nd paragraph Ford's statement that there was no Soviet domination of countries such as Poland. But the next day Carter called the remarks a "disgrace" and "very serious blunder," and on Oct. 8 a Post front-page story began: "President Ford's observation that 'there is no Soviet domination of Eastern Europe' poses an immediate problem for him." The media furor lasted for days until Ford acknowledged the obvious, by which time the damage had been done.
Some debate turning points are perfectly obvious at the time. Ronald Reagan looked old and a bit confused in his first 1984 encounter with Walter Mondale, especially when he ran out of time with his rambling closing remarks. Lloyd Bentsen scored a TKO with his "You're no Jack Kennedy" line against Dan Quayle in 1988. Michael Dukakis gave a bloodless answer that year to a question about the hypothetical rape and murder of his wife, forfeiting his last chance at overtaking the man now called Bush 41.
But four years later, when Bush, Bill Clinton and Ross Perot met in a town meeting debate in Richmond, the initial press coverage was that the debate was largely uneventful, though Clinton was described as better at feeling the audience's pain. A Maureen Dowd sidebar in the New York Times, however, noted that Bush was "checking his watch" as the questioning about the economy dragged on, and the media soon seized on that glance as symbolic of a president bored by domestic policy.
No debate would be complete without the expectations game, the tired-but-true ritual in which each candidate's spinners try to build up the other guy. Bush strategist Matthew Dowd calls Kerry "the best debater since Cicero." Kerry adviser Joe Lockhart says the president "has never lost a debate that I know of." With those kinds of benchmarks, any sub-Cicero performance will seem like a colossal disappointment.
Slate political writer William Saletan calls the post-debate analysis "huge," noting that the average person probably doesn't watch the whole hour and a half, or raids the fridge in the middle, and goes to bed without a fixed view of the outcome.
"What are you going to remember? You remember what's repeated to you on TV or in the papers. It decides everything."
© 2004 The Washington Post Company
Whispering in Jim Lehrer's Ear: 17 Tough Questions for Bush and Kerry
By Joe Strupp
NEW YORK - The first presidential debate looms on Thursday night, and only one man gets to ask the questions. E&P wanted to find out what some of America's leading journalists would ask if they were sitting in the seat that will be occupied by Jim Lehrer of PBS's "The NewsHour."
Because the initial debate will focus on foreign affairs, it's not surprising that Iraq dominated their questions.
NEW YORK - The first presidential debate looms on Thursday night, and only one man gets to ask the questions. E&P wanted to find out what some of America's leading journalists would ask if they were sitting in the seat that will be occupied by Jim Lehrer of PBS's "The NewsHour."
Because the initial debate will focus on foreign affairs, it's not surprising that Iraq dominated their questions.
*
David Halberstam, author and former correspondent for The New York Times...
For Bush and Kerry: "Do you think we are impaled on a major guerilla insurgency in Iraq and how do we un-impale ourselves?"
*
Geneva Overholser, University of Missouri professor and former editor of the Des Moines Register...
For Kerry: "Do you agree that this is a time to show decisiveness as commander-in-chief, and, if so, how can Americans surmise that you're capable of it when your campaign seems to be constantly shifting its strategy?"
For Bush: "How is it possible that the best military in the world so badly misjudged the postwar period in Iraq and why has it taken you so long to adjust to the realities on the ground?"
*
Tony Blankley, editorial page editor of The Washington Times...
For Kerry: "Given the many alternative descriptions you've given of the war in Iraq, how can you convince the public that you have the same fire in the belly as the president to fight the war to victory?"
For Bush: "How can you and your administration continue to assert that we don't need more personnel in the military given that you have said recently that we are stretched thin?"
*
Jimmy Breslin, columnist for Newsday...
For Kerry: "Why don't you stop talking like a U.S. senator and tell me what you are going to do about the war?"
For Bush: "Why did you get in the war, and why aren't you out of it?"
*
Jack Germond, author and former political columnist for The Sun in Baltimore...
For Bush: "You have depicted the war in Iraq as a patriotic cause, so why haven't you urged your daughters and other young people in your family and administration to help fight it?"
*
Cal Thomas, syndicated columnist...
For Kerry: "You repeatedly say that you'll bring in our allies and the U.N. to address the situation in Iraq. On that basis, do you intend to toss magic dust at the problem or do you have a compelling reason to believe that our European allies or the U.N. will be more effective with you as president?"
For Bush: "We have a serious illegal immigration problem in this country and your administration appears to have done nothing to stem the flow. Why haven't you addressed this issue and if you get a second term, will you?
*
Tom Wicker, former columnist for The New York Times...
For Bush and Kerry: "What policy in Iraq do you intend to follow if the January elections are held, and what policy do you intend to follow if they are not held?"
*
Marvin Kalb, former CBS and NBC correspondent...
For Bush and Kerry: "What do you plan to do within six months of taking office to address the problem of nuclear terrorism?"
*
Al Neuharth, founder of USA Today...
For both: "What is your specific plan for getting us out of the mess in Iraq?"
*
Doug Clifton, editor of The Plain Dealer in Cleveland...
For Kerry: "If you so steadfastly believe the war in Iraq is a misadventure, how do we extract ourselves without making Iraq a playground for terrorism?"
For Bush: "What makes you think the war in Iraq will be such a democratizing thing?"
*
Phil Bronstein, editor of the San Francisco Chronicle...
For Kerry: "Even members of your own staff have talked about you having a tin ear for a campaign that would connect emotionally with people, and you've had to make a number of course corrections. Why have things gone wrong in your campaign, and who is responsible?"
For Bush: "You and/or members of your administration now concede there was a problem of reliable intelligence analysis on weapons of mass destruction and postwar issues. How can you trust what your analysts are telling you now about the war in Iraq?"
Joe Strupp (jstrupp@editorandpublisher.com) is a senior editor at E&P.
Ralph Nader trata de captar el sufragio de los más jóvenes
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
Ralph Nader hizo una pausa, miró a la juvenil audiencia con toda la intensidad que sus pobladas cejas pudieran expresar y dijo con suavidad: "¿Qué le van a decir a sus nietos cuando les pregunten qué hicieron por la justicia en este país?''.
El tercer candidato presidencial vino ayer a Miami y sostuvo un largo diálogo con los estudiantes de la Universidad de Miami (UM). Nunca les pidió votar por él, pero les explicó por qué decidió aspirar al magno cargo.
''Por una cuestión de justicia, porque hay que reclamar justicia en este país, donde el triple del número de muertos en los atentados de las torres fallece cada año por falta de seguro médico'', explicó el conocido defensor de los derechos de los consumidores.
Con voz firme y tono profesoral, Nader dijo que el sistema bipartidista estadounidense ''es obsoleto'', y "las corporaciones se han adueñado del mismo''.
''¿Quién define los patrones de belleza? ¿Quién nos dice cuando una persona es bella? No son las personas, son las corporaciones, son las empresas de cosmetología las que han definido esos patrones que no tienen nada que ver con la belleza interior de las personas, con lo que a ellas les gusta o no'', dijo.
Nader se ha presentado en la carrera presidencial en 32 estados, junto al empresario de origen venezolano, Peter Camejo, también conocido como defensor del ambiente.
En una conversación aparte con varios periodistas, Nader dijo que Estados Unidos debe retirar a las tropas de Irak en un plazo de seis meses, promover elecciones libres de presiones del terrorismo.
"El problema es que mientras no acabe la presencia de las tropas, aquellas personas que no apoyan a los terroristas en Irak y que quiere una democracia verdadera en su país no van a tener espacio de maniobra para desarrollar las condiciones de vida democrática", explicó.
Nader dijo además que su candidatura no es para facilitarle la vida al presidente Bush, sino "un voto por Nader es un voto por las necesidades del pueblo''.
''Los dos partidos tienen un virtual monopolio político con las corporaciones pagando las cuentas y no tienen necesidad de la voz del pueblo'', subrayó. "Ir a votar es un paso para recuperar la democracia'', dijo.
Ralph Nader hizo una pausa, miró a la juvenil audiencia con toda la intensidad que sus pobladas cejas pudieran expresar y dijo con suavidad: "¿Qué le van a decir a sus nietos cuando les pregunten qué hicieron por la justicia en este país?''.
El tercer candidato presidencial vino ayer a Miami y sostuvo un largo diálogo con los estudiantes de la Universidad de Miami (UM). Nunca les pidió votar por él, pero les explicó por qué decidió aspirar al magno cargo.
''Por una cuestión de justicia, porque hay que reclamar justicia en este país, donde el triple del número de muertos en los atentados de las torres fallece cada año por falta de seguro médico'', explicó el conocido defensor de los derechos de los consumidores.
Con voz firme y tono profesoral, Nader dijo que el sistema bipartidista estadounidense ''es obsoleto'', y "las corporaciones se han adueñado del mismo''.
''¿Quién define los patrones de belleza? ¿Quién nos dice cuando una persona es bella? No son las personas, son las corporaciones, son las empresas de cosmetología las que han definido esos patrones que no tienen nada que ver con la belleza interior de las personas, con lo que a ellas les gusta o no'', dijo.
Nader se ha presentado en la carrera presidencial en 32 estados, junto al empresario de origen venezolano, Peter Camejo, también conocido como defensor del ambiente.
En una conversación aparte con varios periodistas, Nader dijo que Estados Unidos debe retirar a las tropas de Irak en un plazo de seis meses, promover elecciones libres de presiones del terrorismo.
"El problema es que mientras no acabe la presencia de las tropas, aquellas personas que no apoyan a los terroristas en Irak y que quiere una democracia verdadera en su país no van a tener espacio de maniobra para desarrollar las condiciones de vida democrática", explicó.
Nader dijo además que su candidatura no es para facilitarle la vida al presidente Bush, sino "un voto por Nader es un voto por las necesidades del pueblo''.
''Los dos partidos tienen un virtual monopolio político con las corporaciones pagando las cuentas y no tienen necesidad de la voz del pueblo'', subrayó. "Ir a votar es un paso para recuperar la democracia'', dijo.
'It's Cool To Hate Bush,' UM Student Says
University Of Miami Set To Host Presidential Debate
MIAMI -- President George W. Bush and Sen. John Kerry will arrive in South Florida today to get ready for Thursday's presidential debate at the University of Miami. And with the presidential election a little over a month away, one of the biggest voter registration campaigns is revving up... one that targets young voters one of the most untapped voting blocks.
On Thursday, the driving rainstorms seemed to push students closer to registration tables at the University of Miami. In the days before 2004's first presidential debate on the UM campus, 1700 students registered to vote in the upcoming election. Last year, no one seemed to care.
"I was a little discouraging because we put time and effort into it," said student registration drive coordinator, Pamela Schiess. "But this year we got on campus and we started with orientation and kids were bombarding us with questions about absentee ballots and how they can register."
Cable news took over from soap operas in the student union. And the political fever expanded to Edison High School where the C-SPAN school bus made a political stop. Miami-Dade College even opened its school year with a student registration campaign.
Back at the Coral Gables campus of the University of Miami, it was a case of dueling campaigns with the Kerry-Edwards student supporters were pushing for another one-term President Bush.
"Definitely the anti-Bush sentiments on campus are becoming the in thing, the hip thing. It's cool to hate Bush," one student said.
The Bush-Cheney campaign table on campus is doing its share of business as well.
"We are getting a lot of the people that haven't been involved before," said Sarah Canale, a Republican student. "I think they're Republican and are coming out and voicing their opinions and trying to get involved."
But the one that remains is whether the political excitement on the UM campus will continue after the presidential debate and November election.
As for the rules that were released regarding the debate, this morning NBC correspondent Brooke Hart reports that the networks say they will ignore the rule stating says cameras must train on person answering the question. The networks say they will decide where cameras point.
MIAMI -- President George W. Bush and Sen. John Kerry will arrive in South Florida today to get ready for Thursday's presidential debate at the University of Miami. And with the presidential election a little over a month away, one of the biggest voter registration campaigns is revving up... one that targets young voters one of the most untapped voting blocks.
On Thursday, the driving rainstorms seemed to push students closer to registration tables at the University of Miami. In the days before 2004's first presidential debate on the UM campus, 1700 students registered to vote in the upcoming election. Last year, no one seemed to care.
"I was a little discouraging because we put time and effort into it," said student registration drive coordinator, Pamela Schiess. "But this year we got on campus and we started with orientation and kids were bombarding us with questions about absentee ballots and how they can register."
Cable news took over from soap operas in the student union. And the political fever expanded to Edison High School where the C-SPAN school bus made a political stop. Miami-Dade College even opened its school year with a student registration campaign.
Back at the Coral Gables campus of the University of Miami, it was a case of dueling campaigns with the Kerry-Edwards student supporters were pushing for another one-term President Bush.
"Definitely the anti-Bush sentiments on campus are becoming the in thing, the hip thing. It's cool to hate Bush," one student said.
The Bush-Cheney campaign table on campus is doing its share of business as well.
"We are getting a lot of the people that haven't been involved before," said Sarah Canale, a Republican student. "I think they're Republican and are coming out and voicing their opinions and trying to get involved."
But the one that remains is whether the political excitement on the UM campus will continue after the presidential debate and November election.
As for the rules that were released regarding the debate, this morning NBC correspondent Brooke Hart reports that the networks say they will ignore the rule stating says cameras must train on person answering the question. The networks say they will decide where cameras point.
terça-feira, setembro 28, 2004
THE CAMPAIGN TRAIL
has collected much of the magazine’s coverage of the 2004 Presidential race and added a selection of relevant articles from The New Yorker’s archive. Here.
terça-feira, setembro 21, 2004
“Bush cambió a un dictador por el caos”
John Kerry lanza su crítica más feroz y contundente contra la guerra de Iraq * El candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., John Kerry, acusó a Bush de haber ido a la guerra en Iraq sin justificación, con arrogancia e incompetencia. Su principal reproche es que el país es ahora más vulnerable al terrorismo por el caos de Iraq y porque se dejó escapar a Bin Laden
Por Eusebio Val / La Vanguardia
John Kerry dejó ayer definitivamente a un lado sus ambigüedades y lanzó el más feroz ataque de los últimos meses contra la política del presidente George W. Bush en Iraq y contra su estrategia antiterrorista en general. En un discurso en la New York University (NYU), ante una audiencia muy receptiva a sus argumentos, el candidato demócrata y senador por Massachusetts pintó un cuadro muy pesimista de la situación en Iraq y Afganistán e hizo graves acusaciones contra la actual Administración.
“El presidente sostiene que (Iraq) es la pieza central de su guerra contra el terrorismo –afirmó Kerry–. De hecho, Iraq fue una profunda desviación de esa guerra y de esa batalla contra el mayor de nuestros enemigos, Ossama Bin Laden. La invasión de Iraq ha creado una crisis de proporciones históricas y, si no cambiamos el curso, la perspectiva es de una guerra sin final a la vista”. Ni en sus mítines ni en otras intervenciones públicas hasta ahora había hablado Kerry con tanta claridad y contundencia. El salto de agresividad se ha hecho imprescindible al detectar los sondeos que Bush, durante las últimas semanas, se ha distanciado y va en cabeza. El candidato demócrata habló la víspera del discurso que Bush pronunciará hoy ante la Asamblea General de la ONU y donde planteará ante la comunidad internacional su estrategia futura en Iraq.
Kerry se refirió a su etapa posterior a Vietnam, cuando presidió una asociación de veteranos que se opuso a la guerra, denunció las atrocidades y la hipocresía de la Administración Nixon. “Después de servir en la guerra, volví a casa para ofrecer mi propia voz personal discrepante -dijo-. Lo hice porque creía firmemente que decir la verdad al poder era una deuda ante aquellos que arriesgan sus vidas. Todavía lo creemos. Saddam Hussein fue un dictador brutal que merece su lugar especial en el infierno. Pero esa no era, por sí misma, una razón para ir a la guerra. Nuestra satisfacción por su caída no oculta el hecho de que hemos cambiado a un dictador por un caos que ha dejado a Estados Unidos menos seguro”. El senador por Massachusetts echó mano a una colección de látigos dialécticos contra Bush, a quien reprochó haber tomado “una serie de decisiones catastróficas en Iraq”, comenzando por no decir la verdad al pueblo estadounidense, por actuar con arrogancia, incompetencia y desoyendo el consejo de importantes jefes militares. Recordó la ceremonia de confusión del público sobre la inexistente relación entre Saddam y el 11-S. La Administración lo ha acabado negando, pero “el vicepresidente Cheney todavía insiste en que la Tierra es plana”.
Según Kerry, que en otoño del 2002 votó a favor de autorizar a Bush a usar la fuerza contra Saddam, la guerra no está justificada con la información que hoy se tiene. Para él, la razón dada por Bush sobre la supuesta capacidad de Iraq de fabricar armas de destrucción masiva “no es una razón, es una excusa”. “Entre 35 y 40 países tienen una mayor capacidad de fabricar una bomba nuclear que la que tenía Iraq en el 2002 –añadió–¿Va a decir el presidente Bush que deberíamos invadirlos?”
El candidato demócrata reprochó a la Administración haberse dejado engañar por opositores a Saddam como Ahmed Chalabi y lamentó que Iraq se esté convirtiendo en un “santuario para una nueva generación de terroristas que algún día podrían atacar a EE.UU.” Citó las opiniones de varios senadores republicanos como Richard Lugar, John McCain y Chuck Hagel, quienes han expresado su preocupación por el deterioro en Iraq y por la negativa del Gobierno a reconocerlo. Kerry constató que “estamos combatiendo una insurgencia creciente en una zona de guerra cada vez más amplia”. Su diagnóstico sobre Afganistán tampoco fue nada halagüeño. Llamó la atención sobre el reagrupamiento de los talibanes, el auge en la producción de opio y la buena salud de Al Qaeda, que sigue conspirando en todo el mundo. “En vez de utilizar a fuerzas estadounidenses, confiamos en los señores de la guerra para que capturasen a Ossama Bin Laden cuando estaba acorralado en las montañas –recalcó–. Y se escurrió”.
Kerry, que acusó a Bush de haber “desunido a los aliados” y “unido a los enemigos”, emplazó al presidente a convocar esta misma semana, aprovechando la numerosa presencia de líderes en la ONU, una cumbre internacional para rehacer el consenso en la lucha antiterrorista y buscar una estrategia conjunta en Iraq.
Paralelamente, los organizadores de campaña de Bush y Kerry llegaron ayer a un acuerdo para que los dos candidatos celebren tres debates cara a cara televisados antes de los comicios del 2 de noviembre. El primero se celebrará el próximo día 30 en Coral Gables (Florida) y se centrará en los temas de política exterior y seguridad interior. El segundo debate tendrá lugar el 8 de octubre en Saint Louis (Missouri), y en el mismo se abordarán “todos los temas”, según se acordó por ambas partes. El tercer y último debate cara a cara tendrá como sede la ciudad de Tempe, en el estado de Arizona, y se centrará en los temas económicos y de política interior.
Por Eusebio Val / La Vanguardia
John Kerry dejó ayer definitivamente a un lado sus ambigüedades y lanzó el más feroz ataque de los últimos meses contra la política del presidente George W. Bush en Iraq y contra su estrategia antiterrorista en general. En un discurso en la New York University (NYU), ante una audiencia muy receptiva a sus argumentos, el candidato demócrata y senador por Massachusetts pintó un cuadro muy pesimista de la situación en Iraq y Afganistán e hizo graves acusaciones contra la actual Administración.
“El presidente sostiene que (Iraq) es la pieza central de su guerra contra el terrorismo –afirmó Kerry–. De hecho, Iraq fue una profunda desviación de esa guerra y de esa batalla contra el mayor de nuestros enemigos, Ossama Bin Laden. La invasión de Iraq ha creado una crisis de proporciones históricas y, si no cambiamos el curso, la perspectiva es de una guerra sin final a la vista”. Ni en sus mítines ni en otras intervenciones públicas hasta ahora había hablado Kerry con tanta claridad y contundencia. El salto de agresividad se ha hecho imprescindible al detectar los sondeos que Bush, durante las últimas semanas, se ha distanciado y va en cabeza. El candidato demócrata habló la víspera del discurso que Bush pronunciará hoy ante la Asamblea General de la ONU y donde planteará ante la comunidad internacional su estrategia futura en Iraq.
Kerry se refirió a su etapa posterior a Vietnam, cuando presidió una asociación de veteranos que se opuso a la guerra, denunció las atrocidades y la hipocresía de la Administración Nixon. “Después de servir en la guerra, volví a casa para ofrecer mi propia voz personal discrepante -dijo-. Lo hice porque creía firmemente que decir la verdad al poder era una deuda ante aquellos que arriesgan sus vidas. Todavía lo creemos. Saddam Hussein fue un dictador brutal que merece su lugar especial en el infierno. Pero esa no era, por sí misma, una razón para ir a la guerra. Nuestra satisfacción por su caída no oculta el hecho de que hemos cambiado a un dictador por un caos que ha dejado a Estados Unidos menos seguro”. El senador por Massachusetts echó mano a una colección de látigos dialécticos contra Bush, a quien reprochó haber tomado “una serie de decisiones catastróficas en Iraq”, comenzando por no decir la verdad al pueblo estadounidense, por actuar con arrogancia, incompetencia y desoyendo el consejo de importantes jefes militares. Recordó la ceremonia de confusión del público sobre la inexistente relación entre Saddam y el 11-S. La Administración lo ha acabado negando, pero “el vicepresidente Cheney todavía insiste en que la Tierra es plana”.
Según Kerry, que en otoño del 2002 votó a favor de autorizar a Bush a usar la fuerza contra Saddam, la guerra no está justificada con la información que hoy se tiene. Para él, la razón dada por Bush sobre la supuesta capacidad de Iraq de fabricar armas de destrucción masiva “no es una razón, es una excusa”. “Entre 35 y 40 países tienen una mayor capacidad de fabricar una bomba nuclear que la que tenía Iraq en el 2002 –añadió–¿Va a decir el presidente Bush que deberíamos invadirlos?”
El candidato demócrata reprochó a la Administración haberse dejado engañar por opositores a Saddam como Ahmed Chalabi y lamentó que Iraq se esté convirtiendo en un “santuario para una nueva generación de terroristas que algún día podrían atacar a EE.UU.” Citó las opiniones de varios senadores republicanos como Richard Lugar, John McCain y Chuck Hagel, quienes han expresado su preocupación por el deterioro en Iraq y por la negativa del Gobierno a reconocerlo. Kerry constató que “estamos combatiendo una insurgencia creciente en una zona de guerra cada vez más amplia”. Su diagnóstico sobre Afganistán tampoco fue nada halagüeño. Llamó la atención sobre el reagrupamiento de los talibanes, el auge en la producción de opio y la buena salud de Al Qaeda, que sigue conspirando en todo el mundo. “En vez de utilizar a fuerzas estadounidenses, confiamos en los señores de la guerra para que capturasen a Ossama Bin Laden cuando estaba acorralado en las montañas –recalcó–. Y se escurrió”.
Kerry, que acusó a Bush de haber “desunido a los aliados” y “unido a los enemigos”, emplazó al presidente a convocar esta misma semana, aprovechando la numerosa presencia de líderes en la ONU, una cumbre internacional para rehacer el consenso en la lucha antiterrorista y buscar una estrategia conjunta en Iraq.
Paralelamente, los organizadores de campaña de Bush y Kerry llegaron ayer a un acuerdo para que los dos candidatos celebren tres debates cara a cara televisados antes de los comicios del 2 de noviembre. El primero se celebrará el próximo día 30 en Coral Gables (Florida) y se centrará en los temas de política exterior y seguridad interior. El segundo debate tendrá lugar el 8 de octubre en Saint Louis (Missouri), y en el mismo se abordarán “todos los temas”, según se acordó por ambas partes. El tercer y último debate cara a cara tendrá como sede la ciudad de Tempe, en el estado de Arizona, y se centrará en los temas económicos y de política interior.
terça-feira, setembro 14, 2004
segunda-feira, setembro 13, 2004
Journalists covering debates are asked for racial data
By EUN-KYUNG KIM
Post-Dispatch
Journalists requesting credentials for the presidential debate scheduled for Oct. 8 at Washington University are being asked to disclose their race on the media application.
The question surprised several local editors and news directors, eliciting prickly responses from some and recalling for others a flare-up over the race of an Arizona photographer scheduled to cover a visit by the vice president.
Requests for racial information have not been part of the standard questions posed to media covering the dozens of campaign visits President George W. Bush or his Democratic challenger, Sen. John Kerry, have made to Missouri recently.
John Butler, news director at KMOX (1120 AM), said he found the question offensive.
"Here's the deal: It's not their damn business," he said. "We're journalists, period. We're not white, black, green, purple, male or female. End of story."
Media applying for credentials to the presidential debates fill out their requests online. The application, distributed by the Commission on Presidential Debates, asks the applicant for a photo and a Social Security number or, if the journalist is not a U.S. resident, a passport number. It also asks for gender, a current address and the city, state and country of birth. The application gives the option of declining to provide race information.
The race of journalists became a national issue more than a month ago when an Arizona Daily Star photographer, Mamta Popat, appeared to be singled out for additional scrutiny by the Bush campaign.
Campaign officials called the woman's office the day before a rally featuring Vice President Dick Cheney in Tucson to ask about Popat's race. The paper's managing editor challenged the question's relevance and was told that Popat, who is of Indian descent, might be denied access to the event. The campaign later contacted the editor to say the photographer's credentials had been cleared.
A Bush-Cheney spokesman said Wednesday it was not the campaign's policy to require racial information. A Kerry campaign spokesman said its campaign refers all security issues to the U.S. Secret Service.
Janet Brown, executive director of the Commission on Presidential Debates, said the request for racial information was a requirement of the Secret Service, which said it needed the information to conduct full background checks.
Secret Service spokesman Tom Mazur said racial information was among several "law enforcement identifiers used to facilitate national database searches" run through an FBI crime system. Other identifiers include name, date of birth and Social Security number.
Mazur said an applicant's refusal to divulge racial information should not affect his or her chance of getting debate credentials, unless the application is flagged because of other information.
Credentials for the 2000 presidential debates were handled by the Senate Press Gallery. Applications did not ask for race information.
At least 2,500 journalists are expected to attend the presidential debates.
Alvin Reid, city editor at the St. Louis American, said he had no problem being asked racial information, in light of all the additional security measures law enforcement has taken after Sept. 11. "I kind of understand that the face has to match the media credential, has to match the race, and I'm sure, while they didn't ask for your height and weight, that things like that are being screened a lot closer than two or three years ago," he said.
Post-Dispatch
Journalists requesting credentials for the presidential debate scheduled for Oct. 8 at Washington University are being asked to disclose their race on the media application.
The question surprised several local editors and news directors, eliciting prickly responses from some and recalling for others a flare-up over the race of an Arizona photographer scheduled to cover a visit by the vice president.
Requests for racial information have not been part of the standard questions posed to media covering the dozens of campaign visits President George W. Bush or his Democratic challenger, Sen. John Kerry, have made to Missouri recently.
John Butler, news director at KMOX (1120 AM), said he found the question offensive.
"Here's the deal: It's not their damn business," he said. "We're journalists, period. We're not white, black, green, purple, male or female. End of story."
Media applying for credentials to the presidential debates fill out their requests online. The application, distributed by the Commission on Presidential Debates, asks the applicant for a photo and a Social Security number or, if the journalist is not a U.S. resident, a passport number. It also asks for gender, a current address and the city, state and country of birth. The application gives the option of declining to provide race information.
The race of journalists became a national issue more than a month ago when an Arizona Daily Star photographer, Mamta Popat, appeared to be singled out for additional scrutiny by the Bush campaign.
Campaign officials called the woman's office the day before a rally featuring Vice President Dick Cheney in Tucson to ask about Popat's race. The paper's managing editor challenged the question's relevance and was told that Popat, who is of Indian descent, might be denied access to the event. The campaign later contacted the editor to say the photographer's credentials had been cleared.
A Bush-Cheney spokesman said Wednesday it was not the campaign's policy to require racial information. A Kerry campaign spokesman said its campaign refers all security issues to the U.S. Secret Service.
Janet Brown, executive director of the Commission on Presidential Debates, said the request for racial information was a requirement of the Secret Service, which said it needed the information to conduct full background checks.
Secret Service spokesman Tom Mazur said racial information was among several "law enforcement identifiers used to facilitate national database searches" run through an FBI crime system. Other identifiers include name, date of birth and Social Security number.
Mazur said an applicant's refusal to divulge racial information should not affect his or her chance of getting debate credentials, unless the application is flagged because of other information.
Credentials for the 2000 presidential debates were handled by the Senate Press Gallery. Applications did not ask for race information.
At least 2,500 journalists are expected to attend the presidential debates.
Alvin Reid, city editor at the St. Louis American, said he had no problem being asked racial information, in light of all the additional security measures law enforcement has taken after Sept. 11. "I kind of understand that the face has to match the media credential, has to match the race, and I'm sure, while they didn't ask for your height and weight, that things like that are being screened a lot closer than two or three years ago," he said.
quinta-feira, setembro 09, 2004
Bush aprueba $2,000 millones para Florida
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
Los floridanos tuvieron ayer una imagen poco común del presidente George W. Bush cuando lo vieron en mangas de camisa distribuyendo agua, hielo y comida a las víctimas de los huracanes Charley y Frances.
El mandatario vino ayer a la Florida por 25a. vez en menos de cuatro años, y por tercera en tres semanas y media, para constatar la estela de destrozos dejada por los huracanes y saludar a los técnicos del Centro Nacional de Huracanes, en Coral Gables, desde donde dirigió un mensaje a los floridanos.
''Estoy aquí para que sepan que nos preocupamos por ustedes. Acabo de firmar una ayuda de emergencia de $2,000 millones, y estoy contemplando una ayuda adicional'', dijo el mandatario.
La ley contempla también la entrega de $30 millones a la Administración de Pequeños Negocios para compensar a los empresarios.
El martes, el senador Bill Nelson le solicitó a Bush en una carta que pida al Congreso otros $2,500 millones, en parte para surtir el presupuesto de la Agencia Federal de Emergencias, cuyos recursos están a punto de agotarse.
Ayer, junto al director del centro de huracanes, Max Mayfield, y su hermano, el gobernador Jeb Bush, el mandatario aseguró que parte importante de los fondos serán asignados a los agricultores, un sector que, dijo, ''fue profundamente afectado'' por los huracanes.
Durante la visita, el Presidente recibió informes de última hora sobre el huracán Iván, el cual ha incrementado de intensidad en las últimas horas y tiene a la Florida en el colimador.
Además de Miami, Bush se desplazó a Fort Pierce y West Palm Beach, cuyas zonas circundantes sobrevoló durante la mañana para observar los estragos de los meteoros.
''Estamos trabajando lo más que podemos para entregar todos los abastecimientos que necesiten. A eso vinimos'', dijo el Presidente.
Mientras entregaba personalmente cajas de agua y hielo a decenas de víctimas que hacían fila dentro de sus automóviles en Fort Pierce, Bush se interesó por la situación de cada cual.
''¿Cómo le podemos ayudar? ¿Agua, hielo, o hielo y agua? ¿Un poco de comida?'', le preguntó a un hombre.
Aunque bastante libres de restricciones, los movimientos del Presidente fuero seguidos de cerca por el Servicio Secreto.
Al amanecer de ayer, antes de tomar el avión hacia la Florida, Bush tuvo tiempo para firmar la ley que atribuyó la ayuda adicional de $2,000 millones, después que la Cámara y el Senado la aprobaran rápidamente durante la madrugada.
''Los residentes de este estado han enfrentado nuevamente la adversidad. Una vez más, los floridanos se enfrentaron a un huracán y una vez más el pueblo de la Florida muestra su temple'', dijo el mandatario en su mensaje.
Esta información fue complementada con el reporte del grupo de periodistas que acompañó al Presidente.
Los floridanos tuvieron ayer una imagen poco común del presidente George W. Bush cuando lo vieron en mangas de camisa distribuyendo agua, hielo y comida a las víctimas de los huracanes Charley y Frances.
El mandatario vino ayer a la Florida por 25a. vez en menos de cuatro años, y por tercera en tres semanas y media, para constatar la estela de destrozos dejada por los huracanes y saludar a los técnicos del Centro Nacional de Huracanes, en Coral Gables, desde donde dirigió un mensaje a los floridanos.
''Estoy aquí para que sepan que nos preocupamos por ustedes. Acabo de firmar una ayuda de emergencia de $2,000 millones, y estoy contemplando una ayuda adicional'', dijo el mandatario.
La ley contempla también la entrega de $30 millones a la Administración de Pequeños Negocios para compensar a los empresarios.
El martes, el senador Bill Nelson le solicitó a Bush en una carta que pida al Congreso otros $2,500 millones, en parte para surtir el presupuesto de la Agencia Federal de Emergencias, cuyos recursos están a punto de agotarse.
Ayer, junto al director del centro de huracanes, Max Mayfield, y su hermano, el gobernador Jeb Bush, el mandatario aseguró que parte importante de los fondos serán asignados a los agricultores, un sector que, dijo, ''fue profundamente afectado'' por los huracanes.
Durante la visita, el Presidente recibió informes de última hora sobre el huracán Iván, el cual ha incrementado de intensidad en las últimas horas y tiene a la Florida en el colimador.
Además de Miami, Bush se desplazó a Fort Pierce y West Palm Beach, cuyas zonas circundantes sobrevoló durante la mañana para observar los estragos de los meteoros.
''Estamos trabajando lo más que podemos para entregar todos los abastecimientos que necesiten. A eso vinimos'', dijo el Presidente.
Mientras entregaba personalmente cajas de agua y hielo a decenas de víctimas que hacían fila dentro de sus automóviles en Fort Pierce, Bush se interesó por la situación de cada cual.
''¿Cómo le podemos ayudar? ¿Agua, hielo, o hielo y agua? ¿Un poco de comida?'', le preguntó a un hombre.
Aunque bastante libres de restricciones, los movimientos del Presidente fuero seguidos de cerca por el Servicio Secreto.
Al amanecer de ayer, antes de tomar el avión hacia la Florida, Bush tuvo tiempo para firmar la ley que atribuyó la ayuda adicional de $2,000 millones, después que la Cámara y el Senado la aprobaran rápidamente durante la madrugada.
''Los residentes de este estado han enfrentado nuevamente la adversidad. Una vez más, los floridanos se enfrentaron a un huracán y una vez más el pueblo de la Florida muestra su temple'', dijo el mandatario en su mensaje.
Esta información fue complementada con el reporte del grupo de periodistas que acompañó al Presidente.
sexta-feira, setembro 03, 2004
Mafalda, la contestataria, existe y estaba en Nueva York
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
Una convención política es un hervidero de tantas buenas pequeñas historias, chismes y entrelíneas, que a veces se hace difícil escoger una.
En este caso, durante la convención republicana, son historias que van desde hechos pintorescos como el incidente del masaje facial que se hizo la veterana reportera de la Casa Blanca, Helen Thomas, y que pese a ser gratuito, terminó con una sonada protesta por parte de ella en plena sala de prensa, porque no le salió como quería.
O los 12 manifestantes que lograron penetrar al plenario y abuchearon al vicepresidente Dick Cheney, y que cuando el servicio secreto averiguó como habían logrado las credenciales, descubrió que funcionarios del partido las habían distribuido en la calle, porque el plenario nunca se llenó de delegados.
Pero hay también historias que nacen de las coincidencias increíbles de que se nutren las experiencias periodísticas.
Todo comenzó el domingo pasado cuando al llegar a Nueva York me encuentro en la estación del metro de la ruta 9 en la calle 34, en pleno Manhattan, con un rostro conocido.
Un rostro poderosamente conocido. Pero sin un nombre asociado. Era tan conocido que no resistí a la tentación de aproximarme y preguntarle a la joven si alguna vez nos habíamos visto.
``Sí, claro que sí. A mí me arrestaron en Miami en octubre y tú estabas al lado mío", me contestó rápidamente la joven en inglés, pero con fuerte acento latinoamericano.
Y de repente, la noche se hizo día y lo tenia clarísimo. Fue durante las manifestaciones contra la reunión ministerial del Area del Libre Comercio de las Américas. Cerca de una de las líneas del tren que separan Overtown de la zona de Biscayne Boulevard. La policía la arrestó con un grupo de jóvenes anarquistas y recuerdo que ella opuso cierta resistencia.
Me contó que la soltaron dos días después y la policía de Miami terminó quitándole los cargos. Dijo que no la habían tratado bien pero que está habituada a ello porque, y lo dice con orgullo, ``soy una contestataria profesional".
El asunto me interesaba. Demasiado. Ahí estaba el eslabón perdido de la conexión de las manifestaciones de Miami y Nueva York. Un ejemplo de que el movimiento de protesta se desplaza de ciudad en ciudad y mientras en el mundo haya injusticia, jamás dejará de deambular a nuestro alrededor.
''Esto es distinto. A decir verdad no sé que es peor, si el neoliberalismo o Bush. Pero tenemos que protestar contra Bush. Bush no sirve'', me dijo días después, frente al Madison Square Garden, durante una pequeña manifestación donde se protestaba tanto contra la guerra en Irak, como pidiendo la liberación de unos monjes tibetanos y alguien hasta se apareció con un cartel de una ballena, aunque no quedó muy claro porqué.
Le pregunté porqué el presidente ''no sirve'' y su respuesta me sorprendió por lo certera. Podía estar memorizada pero sonaba genuina. ``Representa lo peor que hay dentro de la ideología conservadora de este país. Nos ha implantado la idea de que Estados Unidos debe gobernar al mundo y que todos los demás somos unos imbéciles. Hemos ido a la guerra por el petróleo, nada más que por el petróleo, porque es lo único que le interesa a los ricos de este país", dijo.
No bien había terminado de contestarme, cuando su grupo de amigos - cuyo nombre nunca supe a ciencia cierta - comenzó a correr por toda la Séptima Avenida, rumbo a la esquina con la calle 35, gritando que la policía los estaba persiguiendo. Y yo apenas alcancé a preguntarle cómo se llamaba. ``¡Mafalda! Soy argentina y no es una broma", gritó.
Cómo si yo no lo hubiera adivinado ya. Mafalda, la contestataria, existe.
NUEVA YORK
Una convención política es un hervidero de tantas buenas pequeñas historias, chismes y entrelíneas, que a veces se hace difícil escoger una.
En este caso, durante la convención republicana, son historias que van desde hechos pintorescos como el incidente del masaje facial que se hizo la veterana reportera de la Casa Blanca, Helen Thomas, y que pese a ser gratuito, terminó con una sonada protesta por parte de ella en plena sala de prensa, porque no le salió como quería.
O los 12 manifestantes que lograron penetrar al plenario y abuchearon al vicepresidente Dick Cheney, y que cuando el servicio secreto averiguó como habían logrado las credenciales, descubrió que funcionarios del partido las habían distribuido en la calle, porque el plenario nunca se llenó de delegados.
Pero hay también historias que nacen de las coincidencias increíbles de que se nutren las experiencias periodísticas.
Todo comenzó el domingo pasado cuando al llegar a Nueva York me encuentro en la estación del metro de la ruta 9 en la calle 34, en pleno Manhattan, con un rostro conocido.
Un rostro poderosamente conocido. Pero sin un nombre asociado. Era tan conocido que no resistí a la tentación de aproximarme y preguntarle a la joven si alguna vez nos habíamos visto.
``Sí, claro que sí. A mí me arrestaron en Miami en octubre y tú estabas al lado mío", me contestó rápidamente la joven en inglés, pero con fuerte acento latinoamericano.
Y de repente, la noche se hizo día y lo tenia clarísimo. Fue durante las manifestaciones contra la reunión ministerial del Area del Libre Comercio de las Américas. Cerca de una de las líneas del tren que separan Overtown de la zona de Biscayne Boulevard. La policía la arrestó con un grupo de jóvenes anarquistas y recuerdo que ella opuso cierta resistencia.
Me contó que la soltaron dos días después y la policía de Miami terminó quitándole los cargos. Dijo que no la habían tratado bien pero que está habituada a ello porque, y lo dice con orgullo, ``soy una contestataria profesional".
El asunto me interesaba. Demasiado. Ahí estaba el eslabón perdido de la conexión de las manifestaciones de Miami y Nueva York. Un ejemplo de que el movimiento de protesta se desplaza de ciudad en ciudad y mientras en el mundo haya injusticia, jamás dejará de deambular a nuestro alrededor.
''Esto es distinto. A decir verdad no sé que es peor, si el neoliberalismo o Bush. Pero tenemos que protestar contra Bush. Bush no sirve'', me dijo días después, frente al Madison Square Garden, durante una pequeña manifestación donde se protestaba tanto contra la guerra en Irak, como pidiendo la liberación de unos monjes tibetanos y alguien hasta se apareció con un cartel de una ballena, aunque no quedó muy claro porqué.
Le pregunté porqué el presidente ''no sirve'' y su respuesta me sorprendió por lo certera. Podía estar memorizada pero sonaba genuina. ``Representa lo peor que hay dentro de la ideología conservadora de este país. Nos ha implantado la idea de que Estados Unidos debe gobernar al mundo y que todos los demás somos unos imbéciles. Hemos ido a la guerra por el petróleo, nada más que por el petróleo, porque es lo único que le interesa a los ricos de este país", dijo.
No bien había terminado de contestarme, cuando su grupo de amigos - cuyo nombre nunca supe a ciencia cierta - comenzó a correr por toda la Séptima Avenida, rumbo a la esquina con la calle 35, gritando que la policía los estaba persiguiendo. Y yo apenas alcancé a preguntarle cómo se llamaba. ``¡Mafalda! Soy argentina y no es una broma", gritó.
Cómo si yo no lo hubiera adivinado ya. Mafalda, la contestataria, existe.
"No fuimos a la guerra por orgullo", afirma Bush
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
El presidente George W. Bush dijo ayer al aceptar la nominación de su partido para la reelección, que no fue a la guerra por ``orgullo''.
''Estamos combatiendo los terroristas en todo el mundo, pero no por orgullo ni por poder, sino porque las vidas de nuestros ciudadanos están en riesgo'', dijo el mandatario, cuya imagen como el único candidato capacitado para conducir una guerra y garantizar la seguridad del país, constituyó el eje central de la convención nacional republicana que termino ayer aquí.
Recibido como un triunfador y aplaudido constantemente, muchas veces hasta el delirio por más de 4,000 delegados y unos 1,000 invitados, Bush defendió los millonarios gastos en materia de seguridad y defensa nacional.
''Nuestra estrategia es clara, hemos triplicado los fondos de seguridad territorial y entrenado medio millón de especialistas en primeros auxilios, porque estamos determinados a proteger a nuestra patria. Estamos transformando a nuestros militares, reformando y fortaleciendo nuestros servicios de inteligencia. Nos estamos manteniendo a la ofensiva, buscando terroristas en el extranjero, para no tener que enfrentarlos aquí, en casa'', afirmó el presidente.
El discurso de Bush fue antecedido por el del general Tommy Franks, ex jefe del Comando Centro, quien estuvo al frente de la tropas en Afganistán e Irak.
Franks, quien se presentó como un independiente, dijo que apoya la reelección del mandatario porque durante los dos conflictos Bush hizo todo lo posible por mejorar la situación de las tropas y les dio todos los recursos que necesitaron.
''Este hombre, que antes de mandarnos a la guerra preguntó a cada comandante si disponía de todo lo que necesitaba, se ha asegurado personalmente de que se hizo todo lo posible para proteger a los soldados de las armas de destrucción masiva que esperábamos. Este es un comandante en jefe con compasión y con coraje'', dijo el general de cuatro estrellas jubilado.
Franks, el único militar que ha hablado en la convención y que fue presentado en un obvio contraste a la gran presencia de veteranos en la convención demócrata del mes pasado, dijo que el mandatario debe ser reelegido porque ``las decisiones de los próximos 200 años deben ser tomadas hoy''.
Y acabado de llegar de la Florida con una victoria en las primarias para el Senado federal, se presentó a la audiencia el ex secretario de Vivienda, el cubanoamericano Mel Martínez, cuyo discurso en el horario de mayor audiencia fue visto por los republicanos como una forma de asegurar definitivamente el voto cubano del sur de la Florida.
En las presidenciales del 2000, Bush obtuvo el 80 por ciento del voto cubano. Los sondeos de las últimas semanas le dan el 66 por ciento, por lo cual Martínez dijo a El Nuevo Herald, que su victoria del martes pudiera darle al presidente la diferencia que necesita.
''Si no estoy en lo cierto, estoy dispuesto a admitirlo, pero no lo creo'', dijo Martínez.
Pero a los delegados republicanos Martínez les recordó su historia de refugiado político de la isla siendo un adolescente, en el programa Peter Pan.
''Sólo en Estados Unidos puede un joven de 15 años llegar a sus costas totalmente solo, sin saber hablar el idioma, con una maleta y la esperanza de un futuro mejor, y puede llegar a servir en el gabinete del presidente'', dijo Martínez.
El discurso de Martínez en la Convención sirvió para contrarrestar la mala impresión que en algunos inmigrantes, especialmente hispanos, dejó la intervención el martes del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, presentado como el paradigma del inmigrante de éxito.
Martínez inició su discurso haciendo un llamado a los floridanos a ayudarse mutuamente frente a la amenaza del huracán Frances.
''El presidente Bush cree en el sueño americano, pero su política está ayudando a la gente alrededor de Estados unidos a construir su propio sueno americano'', dijo.
Por eso, ''creo en George W. Bush y en su idea del conservadurismo compasivo, y cuando lo escuché hablar de ello por primera vez, me di cuenta que era mi propia historia'', añadió.
Durante los casi 45 minutos de su discurso, Bush dijo que se vuelve a postular a la presidencia ``con el propósito claro de construir un mundo mejor y una América con más esperanza''.
Y, ''con la filosofía de que el gobierno debe mejorar la vida de las personas, no tratar de conducir sus vidas. Y como sé que esta nación quiere un liderazgo consistente y sólido, estoy seguro que con vuestra ayuda voy a ganar esta elección'', dijo el mandatario, de 57 años.
''Estos tiempos en que trabajamos y vivimos cambian dramáticamente. Los trabajadores de las generaciones de nuestros padres típicamente tenían un trabajo, una carrera, una habilidad, y muchas veces con una compañía que les daba ayuda de salud y una pensión. Pero hoy, los trabajadores mudan de trabajo muchas veces durante sus vidas, y en uno de los vuelcos más impresionantes de todos, hoy día dos tercios de las madres trabajan fuera de casa'', dijo Bush.
Por eso, ``este mundo cambiado debe ser una gran oportunidad para que todos los estadounidenses vivan mejor, mantengan su familia y tenga un carrera recompensadora''.
''Este momento de la vida de nuestro país será recordado. Las generaciones venideras sabrán que mantuvimos nuestra fe y nuestra palabra. La libertad de muchos y el futuro seguro de nuestra nación, depende de nosotros. Ahora'', enfatizó el mandatario.
NUEVA YORK
El presidente George W. Bush dijo ayer al aceptar la nominación de su partido para la reelección, que no fue a la guerra por ``orgullo''.
''Estamos combatiendo los terroristas en todo el mundo, pero no por orgullo ni por poder, sino porque las vidas de nuestros ciudadanos están en riesgo'', dijo el mandatario, cuya imagen como el único candidato capacitado para conducir una guerra y garantizar la seguridad del país, constituyó el eje central de la convención nacional republicana que termino ayer aquí.
Recibido como un triunfador y aplaudido constantemente, muchas veces hasta el delirio por más de 4,000 delegados y unos 1,000 invitados, Bush defendió los millonarios gastos en materia de seguridad y defensa nacional.
''Nuestra estrategia es clara, hemos triplicado los fondos de seguridad territorial y entrenado medio millón de especialistas en primeros auxilios, porque estamos determinados a proteger a nuestra patria. Estamos transformando a nuestros militares, reformando y fortaleciendo nuestros servicios de inteligencia. Nos estamos manteniendo a la ofensiva, buscando terroristas en el extranjero, para no tener que enfrentarlos aquí, en casa'', afirmó el presidente.
El discurso de Bush fue antecedido por el del general Tommy Franks, ex jefe del Comando Centro, quien estuvo al frente de la tropas en Afganistán e Irak.
Franks, quien se presentó como un independiente, dijo que apoya la reelección del mandatario porque durante los dos conflictos Bush hizo todo lo posible por mejorar la situación de las tropas y les dio todos los recursos que necesitaron.
''Este hombre, que antes de mandarnos a la guerra preguntó a cada comandante si disponía de todo lo que necesitaba, se ha asegurado personalmente de que se hizo todo lo posible para proteger a los soldados de las armas de destrucción masiva que esperábamos. Este es un comandante en jefe con compasión y con coraje'', dijo el general de cuatro estrellas jubilado.
Franks, el único militar que ha hablado en la convención y que fue presentado en un obvio contraste a la gran presencia de veteranos en la convención demócrata del mes pasado, dijo que el mandatario debe ser reelegido porque ``las decisiones de los próximos 200 años deben ser tomadas hoy''.
Y acabado de llegar de la Florida con una victoria en las primarias para el Senado federal, se presentó a la audiencia el ex secretario de Vivienda, el cubanoamericano Mel Martínez, cuyo discurso en el horario de mayor audiencia fue visto por los republicanos como una forma de asegurar definitivamente el voto cubano del sur de la Florida.
En las presidenciales del 2000, Bush obtuvo el 80 por ciento del voto cubano. Los sondeos de las últimas semanas le dan el 66 por ciento, por lo cual Martínez dijo a El Nuevo Herald, que su victoria del martes pudiera darle al presidente la diferencia que necesita.
''Si no estoy en lo cierto, estoy dispuesto a admitirlo, pero no lo creo'', dijo Martínez.
Pero a los delegados republicanos Martínez les recordó su historia de refugiado político de la isla siendo un adolescente, en el programa Peter Pan.
''Sólo en Estados Unidos puede un joven de 15 años llegar a sus costas totalmente solo, sin saber hablar el idioma, con una maleta y la esperanza de un futuro mejor, y puede llegar a servir en el gabinete del presidente'', dijo Martínez.
El discurso de Martínez en la Convención sirvió para contrarrestar la mala impresión que en algunos inmigrantes, especialmente hispanos, dejó la intervención el martes del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, presentado como el paradigma del inmigrante de éxito.
Martínez inició su discurso haciendo un llamado a los floridanos a ayudarse mutuamente frente a la amenaza del huracán Frances.
''El presidente Bush cree en el sueño americano, pero su política está ayudando a la gente alrededor de Estados unidos a construir su propio sueno americano'', dijo.
Por eso, ''creo en George W. Bush y en su idea del conservadurismo compasivo, y cuando lo escuché hablar de ello por primera vez, me di cuenta que era mi propia historia'', añadió.
Durante los casi 45 minutos de su discurso, Bush dijo que se vuelve a postular a la presidencia ``con el propósito claro de construir un mundo mejor y una América con más esperanza''.
Y, ''con la filosofía de que el gobierno debe mejorar la vida de las personas, no tratar de conducir sus vidas. Y como sé que esta nación quiere un liderazgo consistente y sólido, estoy seguro que con vuestra ayuda voy a ganar esta elección'', dijo el mandatario, de 57 años.
''Estos tiempos en que trabajamos y vivimos cambian dramáticamente. Los trabajadores de las generaciones de nuestros padres típicamente tenían un trabajo, una carrera, una habilidad, y muchas veces con una compañía que les daba ayuda de salud y una pensión. Pero hoy, los trabajadores mudan de trabajo muchas veces durante sus vidas, y en uno de los vuelcos más impresionantes de todos, hoy día dos tercios de las madres trabajan fuera de casa'', dijo Bush.
Por eso, ``este mundo cambiado debe ser una gran oportunidad para que todos los estadounidenses vivan mejor, mantengan su familia y tenga un carrera recompensadora''.
''Este momento de la vida de nuestro país será recordado. Las generaciones venideras sabrán que mantuvimos nuestra fe y nuestra palabra. La libertad de muchos y el futuro seguro de nuestra nación, depende de nosotros. Ahora'', enfatizó el mandatario.
quinta-feira, setembro 02, 2004
La seguridad nacional domina la Convención
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
La obsesión por la seguridad es un tema tan prominente en la Convención Republicana que ayer el senador demócrata Zell Miller cometió la herejía política de decirle a los delegados que jamás confiaría su propia familia a un presidente de su partido.
Sino al actual mandatario, George W. Bush.
''Mi familia es más importante que mi partido'', dijo Miller, senador demócrata por Georgia, quien está siendo usado por la campaña Bush-Cheney para atraer a los votos indecisos. ``El mundo no puede permitirse una América indecisa''.
Miller, quien acompañó a Bush el viernes pasado a un acto en el Miami Arena, explicó ante la Convención Republicana que el cambio en su postura se debe al hecho de que su partido se ha apartado de uno de los dogmas tradicionales de la democracia estadounidenses.
''De tiempos en tiempos, delante de un gran peligro, los demócratas y republicanos han trabajado en conjunto para garantizar nuestra libertad'', dijo Miller.
Sin embargo, ``eso no sucede hoy día, cuando motivado más por política partidistas que por la seguridad nacional, los líderes demócratas están viendo a los Estados Unidos a una fuerza de ocupación y no de liberación [en Afganistán e Irak]``, dijo el senador, quien se retira definitivamente de la vida política en noviembre.
Miller cautivó a la audiencia con un estilo fresco y directo, al destacar las diferencias entre el Presidente y su rival John Kerry, asegurando que su colega demócrata ''quiere luchar las guerras de ayer'', mientras que Bush ``cree que debemos luchar la guerra de hoy y estar preparados para los retos de mañana''.
Sin embargo, según fuentes republicanas dijeron a El Nuevo Herald ayer, su descontento con su propio partido y el nombramiento de Kerry comenzó por la forma en que los demócratas comenzaron cuestionando el proceso de ir a la guerra.
''Miller cree que el partido demócrata debió siempre seguir al presidente, como lo ha hecho, por ejemplo, el ex presidente Bill Clinton, desde el día mismo del 11 de septiembre'', dijo una estratega republicana.
Los demócratas, dijo Miller en su intervención, ``no creen que hay un peligro en el mundo excepto el que proviene de la política exterior de Estados Unidos''.
''Eso no es patriotismo'', añadió el senador.
Con el discurso de ayer, Miller se ganó un lugar en la historia política como el único orador que ha dado uno de los discursos centrales en convenciones de ambos partidos. En 1992, pronunció uno de los principales discursos de la Convención Demócrata que postuló a Bill Clinton, y donde fue un duro crítico del ex presidente George H. W. Bush a raíz de la primera guerra del Golfo de 1991.
Mientras tanto, el presidente Bush llegó un día más temprano a Nueva York. pero no se dirigió a la convención y prefirió asistir a un evento en compañía de un batallón de bomberos en el barrio de Queens, donde presenció también el discurso de aceptación del vicepresidente Dick Cheney, quien ayer fue nombrado compañero de boleta de Bush por unanimidad.
Tanto el discurso de Miller como el de Cheney tuvieron como principal intención enfatizar el papel de Bush como líder en una guerra antiterrorista y garante de la seguridad de Estados Unidos y el mundo.
''En esta elección decidiremos quién conducirá a este país en los próximos cuatro años. Pero hay mucho más en cuestión que eso. Hay momento en la historia en que los líderes deben tomar decisiones fundamentales en cómo enfrentar los retos en el exterior y cómo mantener al pueblo americano más seguro'', dijo el vicepresidente.
''Esta nación ha llegado a uno de esos momentos definitivos'', añadió Cheney.
''Y en cuanto al papel de Estados Unidos en el mundo, las diferencias entre el senador Kerry y el presidente Bush no pueden ser más grandes y lo que está en juego para el país no puede ser más importante'', dijo.
Por otro lado, el candidato republicano al senado federal, Mel Martínez se apareció ayer en el pleno de la convención, al cual se dirigirá esta noche, llegado directamente de la Florida con su victoria en las primarias aún fresca.
Martínez, entró al recinto con pasos firmes y la seguridad de quien atraviesa un buen momento, y fue recibido por la delegación de la Florida con fuertes abrazos.
El ex miembro del gabinete de Bush dijo que se reunirá estos días con su contendiente, Bill McCollum para ''limar asperezas'' y ``trabajar en conjunto''.
NUEVA YORK
La obsesión por la seguridad es un tema tan prominente en la Convención Republicana que ayer el senador demócrata Zell Miller cometió la herejía política de decirle a los delegados que jamás confiaría su propia familia a un presidente de su partido.
Sino al actual mandatario, George W. Bush.
''Mi familia es más importante que mi partido'', dijo Miller, senador demócrata por Georgia, quien está siendo usado por la campaña Bush-Cheney para atraer a los votos indecisos. ``El mundo no puede permitirse una América indecisa''.
Miller, quien acompañó a Bush el viernes pasado a un acto en el Miami Arena, explicó ante la Convención Republicana que el cambio en su postura se debe al hecho de que su partido se ha apartado de uno de los dogmas tradicionales de la democracia estadounidenses.
''De tiempos en tiempos, delante de un gran peligro, los demócratas y republicanos han trabajado en conjunto para garantizar nuestra libertad'', dijo Miller.
Sin embargo, ``eso no sucede hoy día, cuando motivado más por política partidistas que por la seguridad nacional, los líderes demócratas están viendo a los Estados Unidos a una fuerza de ocupación y no de liberación [en Afganistán e Irak]``, dijo el senador, quien se retira definitivamente de la vida política en noviembre.
Miller cautivó a la audiencia con un estilo fresco y directo, al destacar las diferencias entre el Presidente y su rival John Kerry, asegurando que su colega demócrata ''quiere luchar las guerras de ayer'', mientras que Bush ``cree que debemos luchar la guerra de hoy y estar preparados para los retos de mañana''.
Sin embargo, según fuentes republicanas dijeron a El Nuevo Herald ayer, su descontento con su propio partido y el nombramiento de Kerry comenzó por la forma en que los demócratas comenzaron cuestionando el proceso de ir a la guerra.
''Miller cree que el partido demócrata debió siempre seguir al presidente, como lo ha hecho, por ejemplo, el ex presidente Bill Clinton, desde el día mismo del 11 de septiembre'', dijo una estratega republicana.
Los demócratas, dijo Miller en su intervención, ``no creen que hay un peligro en el mundo excepto el que proviene de la política exterior de Estados Unidos''.
''Eso no es patriotismo'', añadió el senador.
Con el discurso de ayer, Miller se ganó un lugar en la historia política como el único orador que ha dado uno de los discursos centrales en convenciones de ambos partidos. En 1992, pronunció uno de los principales discursos de la Convención Demócrata que postuló a Bill Clinton, y donde fue un duro crítico del ex presidente George H. W. Bush a raíz de la primera guerra del Golfo de 1991.
Mientras tanto, el presidente Bush llegó un día más temprano a Nueva York. pero no se dirigió a la convención y prefirió asistir a un evento en compañía de un batallón de bomberos en el barrio de Queens, donde presenció también el discurso de aceptación del vicepresidente Dick Cheney, quien ayer fue nombrado compañero de boleta de Bush por unanimidad.
Tanto el discurso de Miller como el de Cheney tuvieron como principal intención enfatizar el papel de Bush como líder en una guerra antiterrorista y garante de la seguridad de Estados Unidos y el mundo.
''En esta elección decidiremos quién conducirá a este país en los próximos cuatro años. Pero hay mucho más en cuestión que eso. Hay momento en la historia en que los líderes deben tomar decisiones fundamentales en cómo enfrentar los retos en el exterior y cómo mantener al pueblo americano más seguro'', dijo el vicepresidente.
''Esta nación ha llegado a uno de esos momentos definitivos'', añadió Cheney.
''Y en cuanto al papel de Estados Unidos en el mundo, las diferencias entre el senador Kerry y el presidente Bush no pueden ser más grandes y lo que está en juego para el país no puede ser más importante'', dijo.
Por otro lado, el candidato republicano al senado federal, Mel Martínez se apareció ayer en el pleno de la convención, al cual se dirigirá esta noche, llegado directamente de la Florida con su victoria en las primarias aún fresca.
Martínez, entró al recinto con pasos firmes y la seguridad de quien atraviesa un buen momento, y fue recibido por la delegación de la Florida con fuertes abrazos.
El ex miembro del gabinete de Bush dijo que se reunirá estos días con su contendiente, Bill McCollum para ''limar asperezas'' y ``trabajar en conjunto''.
Críticas a la política de inmigración de Bush
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
Al antiguo presidente municipal del Bronx se le arquean las cejas cuando escucha a los republicanos hablar de política migratoria. Para el demócrata Fernando Ferrer, en este aspecto ``estamos hablando dos idiomas diferentes''.
Básicamente, explicó, hay una diferencia clara entre lo que se dice en la Convención Nacional Republicana y lo que cuatro años del presidente George W. Bush han significado para los inmigrantes.
''Uno de los valores de Estados Unidos ha sido siempre reconocer la contribución de los inmigrantes, y ellos lo dicen. Pero aparentemente, como parte de esta nueva cultura republicana, todavía estamos esperando una ley de inmigración justa'', dijo en una corta conversación con El Nuevo Herald.
El martes por la noche los republicanos presentaron al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, como un paradigma de la inmigración moderna, pero para los demócratas fue un ejemplo de esa dualidad.
El actor de cine devenido político trató de captar la atención de los inmigrantes con su historia personal y política, muy distante de la realidad económica de la gran mayoría de los hispanos.
Pero obvió algo tan emblemático y real como su oposición a conceder licencias de conducir a indocumentados, señalaron los demócratas.
Ferrer es de los que cree que el presidente George W. Bush, pese a saber hablar español, no ha entendido la clave de la sociedad hispana estadounidense. ''Son nuestras clases media y trabajadora'', dijo.
Ferré argumentó que en últimos cuatro años los republicanos se han preocupado más en ir a la guerra, que en aceptar la emigración.
''El proyecto del presidente Bush [de conceder permisos de trabajo temporales] está parado hace dos años, ¿dónde está el interés de que habla?'', preguntó Ferrer, de quien se rumorea que volverá a ser candidato a la alcaldía de Nueva York.
En el fondo, la frustración que Ferrer asume tiene que ver con su experiencia en una ciudad donde los pequeños negocios son el motor de la economía local, y donde su entorno se ha visto visiblemente afectado por lo que él llama ``el injusto recorte fiscal diseñado exclusivamente para favorecer a los más ricos''.
Lo que Ferrer posiblemente no sabe, es que sus preocupaciones son también compartidas por un sector republicano, que admite claramente que su partido no ha sabido diseñar una política clara hacia la inmigración.
Un par de legisladores republicanos que pidieron no ser identificados, porque ``ahora nuestro mensaje debe enfocarse en el presidente", dijeron claramente a El Nuevo Herald que muchos en su partido no entienden la necesidad de una política migratoria.
Dieron a entender claramente que hay una división en el partido al respecto, que se ha extendido a la misma Casa Blanca.
''Mi impresión es que Bush está atento al problema migratorio, tuvo una iniciativa en ese aspecto, pero gente de su entorno ha estado concentrada en la guerra y dejó de lado el tema. Lo más probable es que el Presidente se concentre de nuevo en el tema después de la reelección'', dijo uno de ellos, refiriéndose al proyecto presentado el año pasado de conceder permiso de trabajo temporales a trabajadores emigrantes y que permanece engavetado desde entonces.
El proyecto resurgió esta semana incluido en la plataforma republicana, donde los temas de inmigración ocupan 21 líneas distribuidos en dos párrafos, también al parecer después de muchos esfuerzos.
''Hubo una resistencia en eso. Hay gente en el partido que piensa que la inmigración no es un tema importante, que ni siquiera debía ser incluido en la plataforma, pero es un hecho que el presidente los forzó a hacerlo'', dijo a El Nuevo Herald, el director de la Administración Federal de Pequeños Negocios, Héctor Barreto, admitiendo tácitamente el cisma en las filas republicanas.
Uno de los que se resisten a los inmigrantes es el controversial congresista por Colorado, Tom Tancredo, quien se opone a la reunificación familiar de los no ciudadanos y no quiere ver en suelo estadounidense un solo trabajador extranjero especializado.
Tancredo fue de los que votó por forzar a los hospitales públicos a indagar la situación migratoria de los enfermos como condición para recibir fondos adicionales para asistir a indocumentados. Además ha logrado recabar hacia su postura el voto de 160 colegas republicanos, ninguno del sur de la Florida.
''Siempre se ha asumido que la inmigración es positiva. Pero lo cierto es que los inmigrantes deprimen el mercado laboral con bajos salarios, aumentan el número de personas en la pobreza y la cantidad de personas sin seguro médico'', sostuvo Tancredo ayer, en un debate en el marco de la convención.
Su colega demócrata por Nueva York, Anthony Veiner, le contestó diciendo que Tancredo representa la ''esquizofrenia de los republicanos'' en materia de inmigración, un partido que quiere cortar la ayuda a la policía de Nueva York porque no persigue a los indocumentados.
''Tancredo es un pájaro folclórico. Pero el partido republicano tiene un problema: su alma es intrínsicamente anti inmigrante'', dijo Veiner.
NUEVA YORK
Al antiguo presidente municipal del Bronx se le arquean las cejas cuando escucha a los republicanos hablar de política migratoria. Para el demócrata Fernando Ferrer, en este aspecto ``estamos hablando dos idiomas diferentes''.
Básicamente, explicó, hay una diferencia clara entre lo que se dice en la Convención Nacional Republicana y lo que cuatro años del presidente George W. Bush han significado para los inmigrantes.
''Uno de los valores de Estados Unidos ha sido siempre reconocer la contribución de los inmigrantes, y ellos lo dicen. Pero aparentemente, como parte de esta nueva cultura republicana, todavía estamos esperando una ley de inmigración justa'', dijo en una corta conversación con El Nuevo Herald.
El martes por la noche los republicanos presentaron al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, como un paradigma de la inmigración moderna, pero para los demócratas fue un ejemplo de esa dualidad.
El actor de cine devenido político trató de captar la atención de los inmigrantes con su historia personal y política, muy distante de la realidad económica de la gran mayoría de los hispanos.
Pero obvió algo tan emblemático y real como su oposición a conceder licencias de conducir a indocumentados, señalaron los demócratas.
Ferrer es de los que cree que el presidente George W. Bush, pese a saber hablar español, no ha entendido la clave de la sociedad hispana estadounidense. ''Son nuestras clases media y trabajadora'', dijo.
Ferré argumentó que en últimos cuatro años los republicanos se han preocupado más en ir a la guerra, que en aceptar la emigración.
''El proyecto del presidente Bush [de conceder permisos de trabajo temporales] está parado hace dos años, ¿dónde está el interés de que habla?'', preguntó Ferrer, de quien se rumorea que volverá a ser candidato a la alcaldía de Nueva York.
En el fondo, la frustración que Ferrer asume tiene que ver con su experiencia en una ciudad donde los pequeños negocios son el motor de la economía local, y donde su entorno se ha visto visiblemente afectado por lo que él llama ``el injusto recorte fiscal diseñado exclusivamente para favorecer a los más ricos''.
Lo que Ferrer posiblemente no sabe, es que sus preocupaciones son también compartidas por un sector republicano, que admite claramente que su partido no ha sabido diseñar una política clara hacia la inmigración.
Un par de legisladores republicanos que pidieron no ser identificados, porque ``ahora nuestro mensaje debe enfocarse en el presidente", dijeron claramente a El Nuevo Herald que muchos en su partido no entienden la necesidad de una política migratoria.
Dieron a entender claramente que hay una división en el partido al respecto, que se ha extendido a la misma Casa Blanca.
''Mi impresión es que Bush está atento al problema migratorio, tuvo una iniciativa en ese aspecto, pero gente de su entorno ha estado concentrada en la guerra y dejó de lado el tema. Lo más probable es que el Presidente se concentre de nuevo en el tema después de la reelección'', dijo uno de ellos, refiriéndose al proyecto presentado el año pasado de conceder permiso de trabajo temporales a trabajadores emigrantes y que permanece engavetado desde entonces.
El proyecto resurgió esta semana incluido en la plataforma republicana, donde los temas de inmigración ocupan 21 líneas distribuidos en dos párrafos, también al parecer después de muchos esfuerzos.
''Hubo una resistencia en eso. Hay gente en el partido que piensa que la inmigración no es un tema importante, que ni siquiera debía ser incluido en la plataforma, pero es un hecho que el presidente los forzó a hacerlo'', dijo a El Nuevo Herald, el director de la Administración Federal de Pequeños Negocios, Héctor Barreto, admitiendo tácitamente el cisma en las filas republicanas.
Uno de los que se resisten a los inmigrantes es el controversial congresista por Colorado, Tom Tancredo, quien se opone a la reunificación familiar de los no ciudadanos y no quiere ver en suelo estadounidense un solo trabajador extranjero especializado.
Tancredo fue de los que votó por forzar a los hospitales públicos a indagar la situación migratoria de los enfermos como condición para recibir fondos adicionales para asistir a indocumentados. Además ha logrado recabar hacia su postura el voto de 160 colegas republicanos, ninguno del sur de la Florida.
''Siempre se ha asumido que la inmigración es positiva. Pero lo cierto es que los inmigrantes deprimen el mercado laboral con bajos salarios, aumentan el número de personas en la pobreza y la cantidad de personas sin seguro médico'', sostuvo Tancredo ayer, en un debate en el marco de la convención.
Su colega demócrata por Nueva York, Anthony Veiner, le contestó diciendo que Tancredo representa la ''esquizofrenia de los republicanos'' en materia de inmigración, un partido que quiere cortar la ayuda a la policía de Nueva York porque no persigue a los indocumentados.
''Tancredo es un pájaro folclórico. Pero el partido republicano tiene un problema: su alma es intrínsicamente anti inmigrante'', dijo Veiner.
quarta-feira, setembro 01, 2004
Sobrino de Bush en campaña por el voto hispano
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
Hay una gran sorpresa en ciernes en la Convención Nacional Republicana. Una tercera generación de políticos en la familia Bush está en camino.
''Arriba papito, cosita rica. Cuando seas presidente voy a votar por ti''. La voz femenina, con fuerte acento puertorriqueño, resonó claramente en la sala del imponente Waldorf Astoria Hotel, y el abogado George P. Bush no pudo dejar de sonrojarse mientras unas mil personas aplaudían.
El sobrino del presidente de Estados Unidos, George W. Bush; nieto de otro mandatario, George H. Bush; e hijo del gobernador de la Florida, Jeb Bush, parece ser la carta fuerte de los republicanos para llegar al corazón de los hispanos a partir de esta convención y hasta el día de las elecciones en noviembre.
''P'', como le dicen los íntimos de la campaña, fue la estrella ayer del lanzamiento de la campaña ''Viva Bush'', un esfuerzo republicano para reclutar rápidamente 20,000 voluntarios enérgicos que lleven el mensaje del Presidente al resto del pueblo.
''Todavía se le debe mucho a los hispanos; hay mucho que hacer en educación y salud, en los barrios y las ciudades, porque si no estudian, nuestros jóvenes pueden no tener una segunda oportunidad'', declaró ``P''.
Su abuelo, George H., repitió el mismo mensaje una hora después en otro acto promovido por activistas hispanos donde se le unió su nieto. Cuando lo presentaron, ''P'' terminó destapando lo que sospechaban muchos en esta convención.
''Quiero seguir los pasos de mi abuelo'', señaló ''P'', dando a entender claramente que pudiera optar por una carrera política y eventualmente llegar a la presidencia.
Media hora antes de la declaración de ''P'', la portavoz de los republicanos Sharon Castillo aseveró a El Nuevo Herald que su participación en la campaña, así como la de las hijas del Presidente, ``se debe a que ellos creen que deben hacerlo. No hay otra razón''.
Pero George H. desplegó una amplia sonrisa cuando su nieto dijo que quería seguir sus pasos, e hizo un gesto de que estaba de acuerdo.
Según la congresista Ileana Ros-Lehtinen, ''los Bush son una familia que en cada generación han dado una gran contribución a la comunidad'', como los Kennedy para los demócratas.
''Los republicanos vemos a la familia Bush como muy generosa en espíritu y que contribuye al bienestar de su país. Ellos bien podían ocuparse de sus negocios e ignorar la comunidad, pero prefieren servirla y son símbolos de lo mejor que el país tiene'', afirmó Ros-Lehtinen.
En el fondo, ''P'', cuya madre, Columba Bush, es mexicana, constituye un símbolo claro de la integración del inmigrante en este país.
Sin embargo, constituye también un esfuerzo evidente de los republicanos para llegar a los hispanos, un segmento poblacional donde su mensaje parece tener dificultades en calar.
Aunque ''P'' dijo ayer que alrededor del 20 por ciento de los delegados a la convención son hispanos, una encuesta de CBS el lunes, reveló que sólo el 7 por ciento de los asistentes lo eran.
Castillo sostiene que la cifra no es relevante, porque entre la convención anterior y la actual el número de delegados hispanos subió 120 por ciento. Pero en estas elecciones, los republicanos han invertido sólo $1.1 millones en anuncios hacia los latinos.
La portavoz republicana cree que ``de seguir así, vamos a romper nuestro récord [de la campaña] anterior, que fue de $2.2 millones [dedicados en anuncios a los hispanos]''.
''La pregunta que hay que hacer es qué ha hecho el senador [John] Kerry y los demócratas por los hispanos. ¡Nada! El Presidente tiene un largo historial que ha beneficiado a los latinos'', añadió.
La respuesta es un ejemplo de lo que se obtiene en estos días de los republicanos cuando se cuestiona la existencia de una ''visión republicana'' hacia los hispanos, y que se materializa en casos como la ausencia, hasta ahora, de oradores hispanos en la convención en los momentos de mayor audiencia.
Los portavoces del partido tienen tendencia a hablar del opositor demócrata en vez de concentrarse en los temas. Pero Ros-Lehtinen es más explícita.
''La visión que tenemos pasa por querer que los hispanos realicen el sueño americano, que puedan educar a sus hijos, tener más opciones de salud, promover una filosofía de gobierno donde se acabe con la regulación burocrática del gobierno, y dar más iniciativa a los pequeños comerciantes. Nuestras familias siempre aspiran a tener sus negocios y sus casas'', afirmó.
NUEVA YORK
Hay una gran sorpresa en ciernes en la Convención Nacional Republicana. Una tercera generación de políticos en la familia Bush está en camino.
''Arriba papito, cosita rica. Cuando seas presidente voy a votar por ti''. La voz femenina, con fuerte acento puertorriqueño, resonó claramente en la sala del imponente Waldorf Astoria Hotel, y el abogado George P. Bush no pudo dejar de sonrojarse mientras unas mil personas aplaudían.
El sobrino del presidente de Estados Unidos, George W. Bush; nieto de otro mandatario, George H. Bush; e hijo del gobernador de la Florida, Jeb Bush, parece ser la carta fuerte de los republicanos para llegar al corazón de los hispanos a partir de esta convención y hasta el día de las elecciones en noviembre.
''P'', como le dicen los íntimos de la campaña, fue la estrella ayer del lanzamiento de la campaña ''Viva Bush'', un esfuerzo republicano para reclutar rápidamente 20,000 voluntarios enérgicos que lleven el mensaje del Presidente al resto del pueblo.
''Todavía se le debe mucho a los hispanos; hay mucho que hacer en educación y salud, en los barrios y las ciudades, porque si no estudian, nuestros jóvenes pueden no tener una segunda oportunidad'', declaró ``P''.
Su abuelo, George H., repitió el mismo mensaje una hora después en otro acto promovido por activistas hispanos donde se le unió su nieto. Cuando lo presentaron, ''P'' terminó destapando lo que sospechaban muchos en esta convención.
''Quiero seguir los pasos de mi abuelo'', señaló ''P'', dando a entender claramente que pudiera optar por una carrera política y eventualmente llegar a la presidencia.
Media hora antes de la declaración de ''P'', la portavoz de los republicanos Sharon Castillo aseveró a El Nuevo Herald que su participación en la campaña, así como la de las hijas del Presidente, ``se debe a que ellos creen que deben hacerlo. No hay otra razón''.
Pero George H. desplegó una amplia sonrisa cuando su nieto dijo que quería seguir sus pasos, e hizo un gesto de que estaba de acuerdo.
Según la congresista Ileana Ros-Lehtinen, ''los Bush son una familia que en cada generación han dado una gran contribución a la comunidad'', como los Kennedy para los demócratas.
''Los republicanos vemos a la familia Bush como muy generosa en espíritu y que contribuye al bienestar de su país. Ellos bien podían ocuparse de sus negocios e ignorar la comunidad, pero prefieren servirla y son símbolos de lo mejor que el país tiene'', afirmó Ros-Lehtinen.
En el fondo, ''P'', cuya madre, Columba Bush, es mexicana, constituye un símbolo claro de la integración del inmigrante en este país.
Sin embargo, constituye también un esfuerzo evidente de los republicanos para llegar a los hispanos, un segmento poblacional donde su mensaje parece tener dificultades en calar.
Aunque ''P'' dijo ayer que alrededor del 20 por ciento de los delegados a la convención son hispanos, una encuesta de CBS el lunes, reveló que sólo el 7 por ciento de los asistentes lo eran.
Castillo sostiene que la cifra no es relevante, porque entre la convención anterior y la actual el número de delegados hispanos subió 120 por ciento. Pero en estas elecciones, los republicanos han invertido sólo $1.1 millones en anuncios hacia los latinos.
La portavoz republicana cree que ``de seguir así, vamos a romper nuestro récord [de la campaña] anterior, que fue de $2.2 millones [dedicados en anuncios a los hispanos]''.
''La pregunta que hay que hacer es qué ha hecho el senador [John] Kerry y los demócratas por los hispanos. ¡Nada! El Presidente tiene un largo historial que ha beneficiado a los latinos'', añadió.
La respuesta es un ejemplo de lo que se obtiene en estos días de los republicanos cuando se cuestiona la existencia de una ''visión republicana'' hacia los hispanos, y que se materializa en casos como la ausencia, hasta ahora, de oradores hispanos en la convención en los momentos de mayor audiencia.
Los portavoces del partido tienen tendencia a hablar del opositor demócrata en vez de concentrarse en los temas. Pero Ros-Lehtinen es más explícita.
''La visión que tenemos pasa por querer que los hispanos realicen el sueño americano, que puedan educar a sus hijos, tener más opciones de salud, promover una filosofía de gobierno donde se acabe con la regulación burocrática del gobierno, y dar más iniciativa a los pequeños comerciantes. Nuestras familias siempre aspiran a tener sus negocios y sus casas'', afirmó.
Los republicanos apelan a la compasión
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
NUEVA YORK
El segundo día de la Convención Nacional Republicana vio las primeras protestas callejeras violentas en medio de una andanada de discursos en el Madison Square Garden apelando a la compasión.
Miles de manifestantes se enfrentaron a la policía al final de la tarde de ayer con tácticas de guerrilla, en algunos casos ocultando los rostros, en otros desafiando abiertamente a los agentes con palos, pero todos a gritos de ``la calle es nuestra''.
Los más de 1,000 policías en completo uniforme de combate que los esperaban en los alrededores de donde tenía lugar la convención, fueron suficientes para controlar la situación, desbarataron la manifestación e hicieron 270 arrestos. Desde el sábado pasado, la policía de Nueva York ha arrestado ya a 560 personas relacionadas con protestas contra la convención.
Un portavoz policial dijo a un canal de televisión de Nueva York que los manifestantes no tenían permiso para la manifestación. Pero Mark Williamson, que se presentó a los periodistas como portavoz de Act 31, una organización anarquista que organizó la protesta, explicó que ``el permiso fue primero concedido, pero ilegalmente retirado después''.
De todos modos, los manifestantes salieron a la calle y Act 31 declaró una jornada de desobediencia civil, provocando que brotaran pequeños incidentes en toda la parte baja de la ciudad.
''Siempre que haya un buen lugar para decir a los republicanos que están explotando la imagen del 11 de septiembre, se debe aprovechar esa oportunidad'', dijo Bill Simpich, un manifestante que vino de San Francisco y se presentó como un veterano de Vietnam.
Otro manifestante dijo incluso que no le molesta haber sido arrestado. ''Están matando a gente allí [en Irak y Afganistán], ¿cuál es el inconveniente de ser arrestado por una noche?'', dijo Bill Steyert, un sargento retirado de la Marina.
Horas después, en el Madison Square Garden, los delegados a la convención republicana escucharon hablar de los dos temas básicos del segundo día del cónclave, compasión, y la necesidad de acercarse a la comunidad, pero también escucharon historias de la Guerra Fría.
''Cuando era niño, los soviéticos ocupaban parte de Austria. Vi sus tanques en las calles. Vi el comunismo con mis propios ojos, y recuerdo el miedo que teníamos cuando atravesábamos el sector soviético. Había una creencia colectiva de que los soldados soviéticos recogían a los hombres y los enviaban a la Unión Soviética como trabajo esclavo'', dijo el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien se disputó a pulso la mayor ovación de la jornada con la primera dama, Laura Bush.
El gobernador, de hecho, llevó a los asistentes al delirio desde el inicio de sus palabras cuando llamó a la convención demócrata ''True Lies'', en referencia a su conocida película.
Les recordó que en su país natal, Austria, ''soñaba con venir aquí [a Estados Unidos]'' y que ``por horas miraba películas estadounidenses maravillado por héroes como [el actor] John Wayne''.
Por eso, ''colegas inmigrantes, ¿cómo pueden saber que son republicanos? Les explico'', dijo.
''Si creen en un gobierno que debe ser llamado a responsabilidad por el pueblo, entonces eres un republicano; si crees que una persona debe ser tratada como un ser individual, no como parte de un grupo de interés, entonces eres un republicano. [...] Y, señoras y señores, si creen que se debe ser duro y sin piedad con el terrorismo, entonces son republicanos'', añadió el gobernador.
En este sentido Schwarzenegger fue bastante firme en sus elogios al Presidente.
''América está en pie. En pie tras un ataque a su patria, en pie tras un ataque a su economía, en pie tras un ataque a nuestra forma de vida'', dijo el gobernador, parafraseando una de sus más famosas frases de la pantalla, ''I will be back'', de la película Terminator.
Y, añadió, ``estamos en pie por la perseverancia, el carácter y el liderazgo del Presidente''.
La primera dama, Laura Bush, fue más comedida, pero no menos incisiva en un texto de su discurso distribuido al cierre de esta edición.
''Confiamos bastante en nuestra capacidad para enfrentarnos a los retos. Hemos sabido apreciar mejor las bondades de que disponemos, pero también se nos ha recordado nuestras responsabilidades con el país que amamos'', dijo la primera dama, quien fue presentada a los delegados en un corto video por el Presidente, que hizo así su primera aparición en la convención.
Flanqueada por sus dos hijas, Bárbara y Jena, Laura Bush elogió a su esposo sin rodeos.
''Quiero hablar del tema que creo es el más importante para mis dos hijas, para todas nuestras familias y para nuestro futuro: el trabajo de George para proteger nuestro país y derrotar el terror, de modo que todos nuestros niños puedan crecer en un mundo más pacífico'', dijo la primera dama.
PS: Critican en Austria a Schwarzenegger
Nada bien han sentado en Austria las declaraciones de Arnold Schwarzenegger sobre su país natal en la convención republicana estadounidense, en las que afirmó que cuando emigró a EEUU en 1968 dejó atrás ``un país socialista''.
El secretario de organización del Partido Socialdemócrata Austríaco, Norbert Darabos, acusa al actual gobernador de California, de ``haber despreciado a su antigua patria''.
El ex actor contó ante la Convención Republicana que durante su infancia había visto ''los acorazados del ejercitó rojo'' en Estiria, su región natal, y que tras la marcha de los comunistas, Austria se convirtió en un país socialista.
Se da la circunstancia, resaltada por todos los medios austríacos, que el Ejército Rojo jamás llegó a Estiria y que en los años sesenta gobernaba el conservador Partido Popular Austríaco.
NUEVA YORK
El segundo día de la Convención Nacional Republicana vio las primeras protestas callejeras violentas en medio de una andanada de discursos en el Madison Square Garden apelando a la compasión.
Miles de manifestantes se enfrentaron a la policía al final de la tarde de ayer con tácticas de guerrilla, en algunos casos ocultando los rostros, en otros desafiando abiertamente a los agentes con palos, pero todos a gritos de ``la calle es nuestra''.
Los más de 1,000 policías en completo uniforme de combate que los esperaban en los alrededores de donde tenía lugar la convención, fueron suficientes para controlar la situación, desbarataron la manifestación e hicieron 270 arrestos. Desde el sábado pasado, la policía de Nueva York ha arrestado ya a 560 personas relacionadas con protestas contra la convención.
Un portavoz policial dijo a un canal de televisión de Nueva York que los manifestantes no tenían permiso para la manifestación. Pero Mark Williamson, que se presentó a los periodistas como portavoz de Act 31, una organización anarquista que organizó la protesta, explicó que ``el permiso fue primero concedido, pero ilegalmente retirado después''.
De todos modos, los manifestantes salieron a la calle y Act 31 declaró una jornada de desobediencia civil, provocando que brotaran pequeños incidentes en toda la parte baja de la ciudad.
''Siempre que haya un buen lugar para decir a los republicanos que están explotando la imagen del 11 de septiembre, se debe aprovechar esa oportunidad'', dijo Bill Simpich, un manifestante que vino de San Francisco y se presentó como un veterano de Vietnam.
Otro manifestante dijo incluso que no le molesta haber sido arrestado. ''Están matando a gente allí [en Irak y Afganistán], ¿cuál es el inconveniente de ser arrestado por una noche?'', dijo Bill Steyert, un sargento retirado de la Marina.
Horas después, en el Madison Square Garden, los delegados a la convención republicana escucharon hablar de los dos temas básicos del segundo día del cónclave, compasión, y la necesidad de acercarse a la comunidad, pero también escucharon historias de la Guerra Fría.
''Cuando era niño, los soviéticos ocupaban parte de Austria. Vi sus tanques en las calles. Vi el comunismo con mis propios ojos, y recuerdo el miedo que teníamos cuando atravesábamos el sector soviético. Había una creencia colectiva de que los soldados soviéticos recogían a los hombres y los enviaban a la Unión Soviética como trabajo esclavo'', dijo el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien se disputó a pulso la mayor ovación de la jornada con la primera dama, Laura Bush.
El gobernador, de hecho, llevó a los asistentes al delirio desde el inicio de sus palabras cuando llamó a la convención demócrata ''True Lies'', en referencia a su conocida película.
Les recordó que en su país natal, Austria, ''soñaba con venir aquí [a Estados Unidos]'' y que ``por horas miraba películas estadounidenses maravillado por héroes como [el actor] John Wayne''.
Por eso, ''colegas inmigrantes, ¿cómo pueden saber que son republicanos? Les explico'', dijo.
''Si creen en un gobierno que debe ser llamado a responsabilidad por el pueblo, entonces eres un republicano; si crees que una persona debe ser tratada como un ser individual, no como parte de un grupo de interés, entonces eres un republicano. [...] Y, señoras y señores, si creen que se debe ser duro y sin piedad con el terrorismo, entonces son republicanos'', añadió el gobernador.
En este sentido Schwarzenegger fue bastante firme en sus elogios al Presidente.
''América está en pie. En pie tras un ataque a su patria, en pie tras un ataque a su economía, en pie tras un ataque a nuestra forma de vida'', dijo el gobernador, parafraseando una de sus más famosas frases de la pantalla, ''I will be back'', de la película Terminator.
Y, añadió, ``estamos en pie por la perseverancia, el carácter y el liderazgo del Presidente''.
La primera dama, Laura Bush, fue más comedida, pero no menos incisiva en un texto de su discurso distribuido al cierre de esta edición.
''Confiamos bastante en nuestra capacidad para enfrentarnos a los retos. Hemos sabido apreciar mejor las bondades de que disponemos, pero también se nos ha recordado nuestras responsabilidades con el país que amamos'', dijo la primera dama, quien fue presentada a los delegados en un corto video por el Presidente, que hizo así su primera aparición en la convención.
Flanqueada por sus dos hijas, Bárbara y Jena, Laura Bush elogió a su esposo sin rodeos.
''Quiero hablar del tema que creo es el más importante para mis dos hijas, para todas nuestras familias y para nuestro futuro: el trabajo de George para proteger nuestro país y derrotar el terror, de modo que todos nuestros niños puedan crecer en un mundo más pacífico'', dijo la primera dama.
PS: Critican en Austria a Schwarzenegger
Nada bien han sentado en Austria las declaraciones de Arnold Schwarzenegger sobre su país natal en la convención republicana estadounidense, en las que afirmó que cuando emigró a EEUU en 1968 dejó atrás ``un país socialista''.
El secretario de organización del Partido Socialdemócrata Austríaco, Norbert Darabos, acusa al actual gobernador de California, de ``haber despreciado a su antigua patria''.
El ex actor contó ante la Convención Republicana que durante su infancia había visto ''los acorazados del ejercitó rojo'' en Estiria, su región natal, y que tras la marcha de los comunistas, Austria se convirtió en un país socialista.
Se da la circunstancia, resaltada por todos los medios austríacos, que el Ejército Rojo jamás llegó a Estiria y que en los años sesenta gobernaba el conservador Partido Popular Austríaco.
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